Humanum. Haití. De montañas de escombros a nuevos caminos -- Rita Sciarra, Analista de la Unidad de Recuperación, Medios de Vida y Reducción de la Pobreza de la Oficina del PNUD en Haití

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Adital

En el siguiente relato, Rita Sciarra narra su experiencia personal como participante del proyecto de manejo de escombros implementado en Haití tras el terremoto del año 2010. Para ahondar más en algunos aspectos de esta iniciativa, Revista Humanum le realizó una entrevista. Las respuestas se presentan a continuación de su narración.

Nunca olvidaré mi primera reunión sobre el proyecto. Entré en el salón de la oficina de Pacot casi con miedo. No soy ingeniera y por aquel entonces no tenía muy claro cuál podía ser mi aporte al proyecto. ¿Cuáles son los recuerdos que no se van de mi cabeza? Un calor infernal, 8 hombres de edad media y yo con mis 30 años como única mujer. Era mayo de 2011.

Desde el primer día mis oídos empezaron a escuchar palabras como «triaje, concreto, ladrillos, metros cúbicos?? y al principio todo me sonaba muy raro. No sabía aun muy bien el significado que tenían estas palabras; pero respiré hondo, muy hondo, y siempre estuve segura de que en muy poco tiempo iba a acabar comprendiéndolo todo.

Pasaron algunos meses. Leí mucho. Llamé a amigos ingenieros y arquitectos que vivían lejos para preguntarles conceptos básicos sobre los escombros, las maquinarias pesadas, la diferencias entre «cemento?? y «concreto??. Recuerdo aquellos primeros meses como muy duros. Sabíamos que en esa primera fase del proyecto deberíamos remover 210,000 m3 de escombros, para dar trabajo a 2,100 personas de Carrefeur Feuilles. Pero??¿210,000 m3? ¿Cuánto es eso? ¿Cuánto pesan 210,000 m3? ¿Es mucho en relación con los miles de cuerpos que debieron soportar su peso tras el terremoto? No podía dejar de pensar en eso mientras los días pasaban y nosotros no lográbamos mover los dichosos m3.

El esfuerzo necesario para coordinar las 6 ONGs locales con las que íbamos a trabajar, era mayor de lo que habíamos calculado. También era más de lo que teníamos calculado el esfuerzo necesario para encontrar la manera de obtener los permisos para demoler las casas respetando las leyes haitianas. Y para rematarlo todo, tampoco era fácil garantizar que las maquinarias pudieran salir de la aduana para finalmente empezar a remover los escombros.

Otra cosa que nunca olvidaré, es la primera vez que encontramos cuerpos humanos durante los trabajos de demolición de las casas. Una madre y su hijo. De alguna manera que nunca seré capaz de explicar cómo, cuando se pararon las maquinarias, se paró un poquito de mi corazón. El calor infernal, sofocante, denso, también estaba ahí. Nos paramos todos, sin respirar. Silencio.

Vuelvo a casa, estoy en shock. «Sabía que ese momento tenía que llegar antes o después. Bueno, pues ya ha llegado. Toca seguir adelante, limpiar las calles. Hay que liberar las rutas de los escombros para que la gente pueda volver a su vida, para que la gente que ya se ha levantado pueda empezar a caminar otra vez??. Esto era lo que me repetía, lo que nos repetíamos todos, parecía casi un mantra.

De repente y sin previo aviso, todo empezó a marchar. Todas las 210,000 piezas del rompecabezas empezaron a encajar a la vez. Gracias a mucho esfuerzo, trabajo, corazón, pasión (y también mucha cabeza), encontramos un protocolo para obtener los permisos de demolición, las maquinas salieron de la aduana, y las ONGs empezaron a coordinarse. Todo estaba en movimiento. 10,000m3, 16,000m3, 50,000m3, 100,000m3??el proyecto avanzaba, empezamos a limpiar, las maquinarias no paraban, de día, de noche, incesantes, como nosotros.

Por fin en Puerto Príncipe, en Petion Ville y en Delmas; y gracias a los esfuerzos de todos, de los haitianos y haitianas, de las ONGs, del gobierno y también de las NNUU, los «flambojan?? empezaron a tener un color diferente. Con cada m3 que quitábamos, era como si los árboles volvieran a vivir, como si con nuestro trabajo empezaran a respirar otra vez. Y lo mismo pasaba con la gente.

Cada vez que hemos realizado una acción importante, la vida ha empezado inmediatamente alrededor de esa acción. Las mujeres han empezado a vender sus productos donde antes había montañas de recuerdos de muerte. Según se han ido limpiando las calles, los jóvenes han empezado a jugar fútbol en el mismo instante en el que el balón podía rodar sin obstáculos.

Al mismo tiempo que íbamos retirando los escombros de las calles, empezamos a hacer pruebas para determinar si realmente era posible reciclarlos. Testear los escombros reciclados es como determinar/probar si la harina de un dulce es la más apropiada para que te salga un bizcocho. Y tuvimos suerte. La harina era apta y nuestro bizcocho era un adoquín. Estábamos súper felices, porque estos adoquines hechos con los escombros reciclados de los barrios podrían volver nuevamente a los barrios para pavimentar caminos que hasta aquel momento eran imposibles recorrer.

Me parecía magia. Increíble. El escombro que todos asociábamos a la muerte, gracias a una metamorfosis casi divina se iba transformado en algo que ya siempre estaría vinculado con la vida. Adoquines para caminar, para jugar, para moverse, y para bailar. Adoquines para transportar el agua o simplemente para andar sin ensuciarse los zapatos.

Empezamos a rehabilitar el corredor de Sicot, y el experimento salió tan bien que seguimos con Pingue, Empasse Edy, Moravia y otros tres caminos. En total rehabilitamos 7 caminos en Carrefeur Feuilles.

Tampoco olvidaré la primera vez que la Directora Principal de la Oficina nos explicó su visión del proyecto. Hablaba de los escombros como una puerta hacia el desarrollo. Nos decía que al limpiar las calles de escombros, reciclarlos y transformarlos; estos escombros se convertían en un puente entre la emergencia y el desarrollo. La primera vez que la escuché pensaba que el calor infernal no me dejaba entender bien el proceso. Me parecía muy complicado pasar de una cosa a la otra en tan poco tiempo. Pero luego, tuve la oportunidad de ver como en 18 meses removimos más de 1 millón de m3 de escombros, y como gracias a eso más de 24,000 personas tuvieron acceso a un empleo temporal. Reciclamos esos escombros y los transformamos en adoquines.

Estos adoquines dieron realmente el paso necesario para pasar de la emergencia al desarrollo. Hicimos el trabajo con paciencia, esperando cuando las cosas no iban como queríamos. Hicimos el trabajo llorando, cuando encontramos los cuerpos. Hicimos el trabajo riendo, cuando por fin pudimos reciclar los escombros. Estábamos exultantes cuando conseguimos rehabilitar los barrios con adoquines hechos con los escombros. Hicimos todo esto cuando casi nadie tenía la esperanza de ver Haití casi completamente limpio, como lo está ahora. Lo hicimos cuando casi nadie fue capaz de ver el brote del desarrollo en la misma emergencia.

Toda esta aventura que empezó en una reunión con 8 hombres y que ha acabado con 3 mujeres gestionando el programa («The Debris Girls?? ? «Las chicas de los escombros??), ha marcado para muchos un puente entre la emergencia y el desarrollo; y sin ninguna duda para los que la hemos vivido ha marcado un antes y un después en nuestras vidas.

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¿Cuáles fueron las principales dificultades que encontraron para poner en marcha el proyecto de manejo de escombros? ¿De qué manera lograron sortearlos?

Cuando comenzamos el proyecto, no existía nada escrito, ningún otro país había experimentado una tragedia similar, con tantos escombros por remover. Había otras experiencias en Líbano y en Gaza debido a los conflictos, pero el volumen de escombros a retirar no era comparable. El hecho de no tener ninguna experiencia por escrito convirtió el proyecto, en piloto, un proyecto pionero, donde tuvimos que empezar desde cero. Obtener los permisos para la demolición de las casas rojas (las que entrañan un gran riesgo), fue difícil, así como montar todo el proceso que va desde la recogida de los escombros hasta su reciclaje (para su posterior utilización para la reconstrucción del país). El tiempo que invertimos en la primera fase del proyecto, lo ganamos en la segunda fase, porque la primera nos sirvió para aprender. Sorteamos los diferentes problemas, con inventiva, innovación, mucha pasión, y sobre todo muchísimas horas de trabajo.

¿Cómo surge la idea de reciclar los escombros?

La idea de reciclar los escombros, nació por intuición del senior management. Tuvieron la visión, en el verdadero sentido de la palabra.

¿Cuáles fueron los principales actores involucrados en este proyecto? ¿Cómo logran coordinar el trabajo de los distintos sectores?

Trabajamos con las Alcaldías de Puerto Principe, Delmas y Petion Ville. Con el Ministerio de Trabajos Públicos y Transporte (MTPTC), con ONGs locales e internacionales, con las comunidades y conjuntamente con las otras Agencias del Sistema de Naciones Unidas (ILO, UNHABITAT, UNOPS).

Para coordinar el trabajo utilizamos dos métodos. El primero, fueron los instrumentos de coordinación interna como reuniones y encuentros. El otro era un constante monitoreo de las actividades en el campo de las zonas de intervención. Esto nos permitió no solo monitorear las actividades, si no tener un dialogo constante con las comunidades y con las autoridades que trabajaban en la zona. A ese dialogo constante, le hemos dado el nombre de «movilización comunitaria??, un flujo de información que nos ha permitido comunicar con los interesados y coordinar las acciones.

¿Qué acogida tuvo el proyecto entre la comunidad y de qué manera se promovió su involucramiento y participación?

La acogida fue buena, la gente necesitaba trabajar inmediatamente luego del terremoto, y no solo trabajaba para tener un poco de dinero, trabajaba contribuyendo a limpiar las calles de sus barrios, a dar vida a sus calles, a ver una ciudad que volvía a nacer otra vez, había un sentido de apropiación muy fuerte. Como dije antes, la «movilización comunitaria?? fue fundamental para eso. Teníamos movilizadores e ingenieros que cada día, a todas horas estaban siempre en los barrios para asegurar que las comunidades tuvieron apoyo e información, y que el proyecto alinease sus actividades y objetivos.

¿En qué sentido constituyen los escombros «una puerta hacia el desarrollo???

Los escombros han sido una puerta al desarrollo porque han permitido dar el primer paso para sentar las bases del desarrollo. Mientras limpiábamos las calles, creábamos una Estrategia Nacional para fortalecer las capacidades del MTPTC para prevenir situaciones de emergencia y en el manejo los escombros.

Otros proyectos como CARMEN, podía simultáneamente empezar a reparar las casas amarillas (las que estaban en una situación de menor riesgo y eran recuperables), y el Proyecto 16/6 (16 campos y 6 vecindarios) podía empezar la reconstrucción de los barrios. El trabajo realizado con los escombros ha sido el primer paso de un enfoque integrado que ha favorecido la transición desde la emergencia al desarrollo, ha sido como «quitar la primera piedra?? para consolidar el camino a las otras actividades. El proyecto ha permitido limpiar las calles, reciclar los escombros, y que de esos mismos escombros reciclados se pudieran realizar adoquines con los que se han pavimentado zonas donde antes no se podía acceder, ha permitido cerrar un ciclo. En eso sentido, los escombros no solo han sido una puerta al desarrollo sino que han logrado ser una fuente de riqueza, han logrado transformar un desecho en un recurso precioso.

¿Cómo evalúa la situación actual de Haití respecto de la que observaba antes del inicio del programa? ¿Cuáles son sus perspectivas a futuro en términos de recuperación post-terremoto y manejo de riesgos?

En una lógica integrada ha dado paso a otros proyectos igualmente fundamentales para el desarrollo del país. Este es el caso del 16/6, Proyecto Bandera del Gobierno Haitiano. Este no solo ha permitido el cierre de más de 50 campos favoreciendo el retorno a sus comunidades de origen a más de 11,000 personas. También ha planificado la reconstrucción de los barrios teniendo en cuenta mapas de riesgos, ha rehabilitado caminos y puentes, ha fortalecido las comunidades, empoderándolas al darles la oportunidad de priorizar sus necesidades y decidir cuales proyectos y actividades de mejora quieren realizar. Igualmente se han promovido actividades generadoras de ingresos para que en el retorno a los barrios las comunidades tuvieran medios de vida.

En general, los avances en Haití después del terremoto han sido enormes. El país ha dado muestra que luego de un gran desastre se puede y se debe tener la fuerza para levantarse. Las comunidades han tenido esa fuerza, los haitianos han tenido esa fuerza. Si alguien viene a Haití después de tres años de la tragedia, casi no siente el olor del terremoto. Claro, mucho ha sido hecho, y mucho tendrá que hacerse, pero la fuerza de Haití radica en el mismo país, en sus recursos y en el ponerlos a valer.