Indignación, también con esta iglesia -- Carmen-Almendralejo y Marisa el taller.

0
46

El 8 de julio, sobre las 18 H. de la tarde la ciudadanía del 15M de toda Extremadura fue ocupando la Calle Suarez Somonte, justo frente a las inmediaciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, tras las vallas, vigiladas por las ?fuerzas de seguridad?? por orden de la delegada del gobierno, socialista ella, que protegían muy firmemente a las?? autoridades??, fuerzas vivas del pueblo y se cuidaban muy mucho de que no pasáramos al amplio recinto acotado para ellos.

Para el acto de investidura del nuevo Presidente de la autonomía habían tomado la ciudad durante todo el día, y de una forma más férrea, la zona del museo y el teatro Romano. Nos preguntamos muchas personas si son representantes del pueblo ¿Por qué se protegen tanto de él? Cuando lo único, que teníamos eran nuestras manos, alguna pancarta y globos de colores arcoíris que le tiramos, para saludarles y que supieran, que les ?estábamos observando??

Como es sabido lo que nos une en las Plazas del mundo es la indignación contra un sistema que esta contra la ciudadanía, pero la diversidad es muy amplia, por eso esa tarde, en esa Calle Suarez Somonte, estábamos muchas personas cristianas de Extremadura y cual no sería nuestra sorpresa e indignación cuando entre tanto alto político, altos mandos militares, del ejército de tierra, de aire y guardias civiles, ante nuestros ojos, pasaba Santiago García Arcacil arzobispo de la diócesis Mérida-Badajoz, como uno más que se une al cortejo de la toma de posesión del Cesar Inperator. Con dolor comprobamos una vez más, que él se cree estar en esa realeza superior y fuera de este mundo, que se siente «alto dignatario» de ese dios que sienta a unos a la derecha y a otros a la izquierda, que da privilegios a unos(hombres), y resta dignidad a otras(mujeres). Evidentemente, a su paso para el museo, se oyeron gritos dirigidos hacia él: ?menos crucifijos y más trabajo fijo??. También con dolor vimos cómo dirigiendo una sonrisa, poco respetuosa, se sacó del pecho el gran crucifijo y lo alzó en tono prepotente dirigiendo la mirada a quienes enfrente, retenidos por unas vallas que custodiaba la policía fuertemente armada, le gritamos insistentemente que donde se dirigía no era el sitio del de Galilea .

Cuando se dio por terminado el acto, de nuevo paso Santiago García Arcacil, igualmente se le gritó por parte de las personas congregadas: ?menos crucifijo y más trabajo fijo??. Pero, justo tras las vallas, nos encontrábamos varias mujeres cristianas, entre ellas las que subscribimos estas letras y le llamamos, le pedimos que se acercara, ya que a nosotras nos tenían retenidas los policías anteriormente mencionados y no se nos permitía la libre circulación . Pero él sonriendo (creo que sarcásticamente) y llevándose el dedo índice a una parte de la frente, continuó su camino sin pararse, quizás por llegar temprano al templo.

Queríamos agotar la posibilidad de explicarle quienes éramos y qué nos pasaba para estar allí y escucharle, si tenía algo que decir, de porqué estaba en un lado y no en otro, pero quedó muy clara su postura.

De ésto se puede desprender que la jerarquía eclesiástica está tan lejos del pueblo como los políticos y que comienzan a tener menos prestigio que los banqueros. Si la jerarquía dice ser la representante de Jesús en la tierra, ¿cómo podríamos explicar esa tarde nosotras a nuestras amistades, compañeras y compañeros del 15-M de Extremadura, nuestra Fe, si quienes pretenden obstentar la autoridad religiosa, pasan de lejos del parado, del sin techo, del precario, del joven, de quienes están por debajo del umbral de la pobreza, y de las indignaciones que nos congrega en las