Una misa para «algunas» familias cristianas -- Jesús Bastante

0
49

Religión Digital

Día soleado, aunque frío, en Madrid. Miles de personas, muchas menos del medio millón anunciado por la organización (alguien tendría que decirle al Arzobispado de Madrid que hinchar las cifras consigue, al final, el efecto contrario del que pretende), pero en todo caso una multitud. Dispuesta a defender su modelo de familia. El modelo de familia cristiana, basado en la unión hombre y mujer, con vocación de perdurabilidad y orientada a la vida. Que también es el modelo que he elegido para mi vida y en el que creo, por cierto.

El tono de la mayoría de las intervenciones -especialmente las de las familias- fue comedido. Sólo se saltaron el guión Antonelli y el obispo de Avignon. Tanto Rouco como Reig manifestaron las bondades de la familia cristiana y las críticas fueron elegantes, aunque las hubo. El Papa, desde Roma, no hizo condenass, sino que agradeció a las familias su trabajo en sociedad. Bien hecho. Hasta Kiko Argüello se abstuvo de las proclamaciones de otros años.

No hubo banderas raras, ni excesos verbales. Y al final aparecieron los Reyes. Los Magos, que igual a los de la Zarzuela no les dejaban comulgar. Hasta aquí, todo perfecto. El problema es el concepto. Una misa organizada y llenada por el Camino Neocatecumenal, que concluye y continúa sólo con los «kikos», donde los cristianos «de a pie» casi no tienen voz…

La defensa de la familia cristiana, de su modelo, es imprescindible. Pero proponer como única visión cristiana la representada por estas familias -absolutamente respetables en su opción- resulta un antisigno. Hay que cambiar urgentemente el modo de celebrar estas misas. No siempre en Madrid, no siempre copadas por los «kikos». Aunque vaya menos gente, aunque no haya tanta televisión ni el altar sea tan caro. De lo contrario, seguiremos asistiendo a la fiesta de algunas familias cristinas. No a la fiesta de la Familia Cristiana.

Y, si como pasa, muchos no acuden no por el qué, sino por el cómo, habría que pensar que no es una fiesta, sino otra cosa. Y así no se fomenta el encuentro. Y así, lamentablemente, también se está organizando la JMJ. Para que sea una «fiesta» de algunos jóvenes católicos. Y a perder otra oportunidad.

baronrampante@hotmail.es