José Comblin es uno de los autores preferidos de ATRIO. En la etapa anterior le publicamos seis artículos. A sus 87 años sigue manteniendo una frescura de pensamiento y una esperanza en el fututo del cristianismo que contagia. Que no parezca larga esta reciente conferencia suya en la UCA de El Salvador. Nos la envía, trascrita para ATRIO, Enrique A. Orellana desde Chile. Vale la pena leerla de cabo a rabo y comentarla después.
Buenas tardes a todas y todos.
No es la primera vez que hablo en este lugar, pero agradezco mucho la amistad de Jon Sobrino, que nos conocemos desde hace tanto tiempo y yo lo estimo como una de las cabezas más lúcidas de este tiempo que renovó completamente la cristología.
Bueno??Las preguntas de ayer me han dado la impresión que en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de ?no saber nada al respecto, que nada provoque temor??. Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. ?l había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes, por ejemplo, la experiencia de los padres obreros en Francia, Bélgica y otros países. Ahí nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos Pero, ¿todavía hay porvenir? Yo me acuerdo que en aquel tiempo había leído una biografía de un autor austríaco del papa Pio XII. Y ahí contaba algunas palabras que había escrito el P. Liber, jesuita, profesor de Historia de la Iglesia en la Gregoriana. El P. Liber era confesor del papa. Sabía todo lo que pasaba en la cabeza de Pio XII y entonces decía: ?Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua, levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir (risas). O sea, la Iglesia está cortada del mundo, no tiene más ninguna posibilidad de entrar??. Eso dicho por el confesor del papa, que tenía motivos para saber esas cosas. Después de eso vino Juan XXIII y ahí, todos los que habían sido perseguidos, de repente son las luces en el Concilio y de repente todas las prohibiciones se levantan. Ahí renació la esperanza. Digo esto para que no se perturben. Algo vendrá?? algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.
¿Cómo explicar esas situaciones que todavía pueden recomenzar? Porque nos estamos acercando a la fase final de la cristiandad. Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la cristiandad?? que está agonizando desde hace 200 años, pero todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. O sea, ha dejado de ser la conciencia del mundo occidental. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad. Eso se ha destruido progresivamente desde la Revolución Francesa y aquí desde la independencia, desde la separación del imperio español. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se ha muerto la cristiandad?? hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte, resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales. ¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate?? No sé cuántas personas aquí han leído la encíclica. Si se ve qué repercusión ha tenido en el mundo: impresionante silencio?? Tal vez silencio respetuoso pero más probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia??. que también ha dejado de interesarse de lo que sucede en la realidad concreta.
Hace algunos años un sociólogo jesuita muy importante el P. Calvez, que tuvo un papel importantísimo en la creación, manutención de la doctrina social de la iglesia, publicó un libro con el título: ?Los silencios de la doctrina social de la iglesia??. Todavía está en silencio. Deja de entrar con fuerza en los problemas del mundo actual; se queda con teorías tan vagas, tan abstractas, tan generales??la carta Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario Internacional (risas), por el Banco Mundial?? sin ningún problema. No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para què? Eso es señal.
¿Quieren otra señal? La Conferencia de Aparecida ha dicho muchísimas cosas muy buenas; quiere transformar la iglesia en una misión, pasar de una iglesia de ?conservación?? a una iglesia de ?misión??. Sólo que piensa que eso va a ser hecho por las mismas instituciones que no son de misión sino de conservación. Eso va a ser hecho por las diócesis, por la parroquia, por los seminarios, por las congregaciones religiosas. Estos aquì de repente y por milagro van a transformarse en misioneros. Hace tres años ya y ¿que pasó en su diócesis? ¿Cómo se aplicó la opción por los pobres? No sé cómo es aquí, pero en Brasil no veo mucha transformación. Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es después. Después ¿qué? ¿Qué viene?? cómo? De ahí la inseguridad porque no sabemos lo que viene después. Pero al fin quedémonos con lo que dice Santa Teresa: no nos perturbemos. Esto sucedió muchas veces en la historia y todavía va a suceder probablemente muchas veces. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.
Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, Es un mundo cerrado, que de hecho viven en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el ?método teológico?? que conviene para eso.