Domingo 28 de Junio, 13º del tiempo ordinario -- José María Castillo, teólogo

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Mc 5, 21-43
?En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: ?mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva??. Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaban. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor.

Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el mando, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente, preguntando: ?¿Quién me ha tocado el manto??? Los discípulos le contestaron: ?Ves como te apretuja la gente y preguntas: ?¿quién me ha tocado??? ?l seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.

?l le dijo: ?Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud??. Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: ?Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro??? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: ?No temas; basta que tengas fe??. No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban. Entró y les dijo: ?¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta??. Se reían de él.

Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano, y le dijo: ?Talitha Qumi?? (que significa: Contigo hablo, niña, levántate). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar – tenía doce años – y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña??.

1. Jesús se puso de parte de las personas más débiles y peor vistas en aquella sociedad. Especialmente lo hizo así con las mujeres. Y más, si se trataba de mujeres rechazadas y excluidas sobre todo por la religión. Tal era el caso de la mujer que padecía hemorragias, una enfermedad que hacía impura a la mujer que la sufría (Lv 15, 25-30). Aquí vemos que a esta mujer, la religión la hizo impura, Jesús le devolvió la salud y la dignificó.

2. Jesús devuelve la vida a la hija del jefe de la sinagoga. Da vida a otra mujer. La hija de un jefe religioso. Jesús no hace distinciones, atiende a todos, da vida a todos por igual. La religión nunca debe servir para dividirnos, sino para unirnos en un mismo proyecto: dar vida.