¿Obispos hipócritas, además de delincuentes? (Y II) -- Juan Luís Herrero del Pozo

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El Plural

Preguntarse si además de delincuentes los obispos son hipócritas no es rebajar la fuerza del primer calificativo sino doblarla. No sólo acusan de delito sin pruebas (cualquier aborto) sino que camuflan su insensibilidad ante tantas víctimas reales del sistema capitalista desviando la atención hacia la salvación de un zigoto. Y ahora emplean a espuertas el dinero de los fieles (¡y del erario público!) y rematan su ya nula autoridad moral en la campaña abyecta recién iniciada.
Nunca se han preocupado por las mujeres salvo para barrer el templo, pedirlas obediencia (Benedicto XVI) y, para colmo, echarles encima la sanción de un aborto ante cuya despenalización se encabritan.

Alguien puede ser tan respetuoso de la posibilidad de vida humana en un embrión que, si no logra salir de la incertidumbre, no se atreva a avalar éticamente la supresión del embrión que no colisione gravemente con los derechos de la madre. Pero nunca se atreverá a imponer su criterio a ésta. Incluso yo, cura entonces, hace treinta años, telefonearía a Londres para recabar la oportuna información.

¿De qué se ocupan los obispos, pues? ¿De rechazar medidas preventivas de embarazos peligrosos? ¿De secuestrar los problemas de sexo de la consideración de quienes entienden? ¿De intoxicar el sano pensamiento crítico de las mujeres? Sí. Para lo cual yuxtaponen indecentemente en sus pancartas un lince protegido y un precioso bebé que pregunta ?¿Y yo??? ¡Hay que ser retorcidos! ¿Por qué no posa alguno de ellos junto a un oso con el sello ?en peligro de extinción??, pidiendo clemencia??? ¿O acaso existe diferencia cualitativa entre oso y lince?

¡Cállense, hipócritas!

Juan Luis Herrero del Pozo ha sido misionero en África. Es miembro de Cristianos de Base y, aunque es teólogo y filósofo, prefiere definirse a sí mismo como «librepensador»