Alandar
Mi madre no trabajó nunca, al menos nunca que yo la viera. Creo que, siendo muy joven, apenas una adolescente, lo hizo en una fábrica de aluminio. También estuvo cuidando algunos niños cuando aún no era tiempo de que la cuidaran a ella. Pero no, mi madre no trabajó nunca. Se dedicó a sus labores. Sus labores no consistían en hacer punto y encajes de bolillos, aunque algunos encajes sí que tenía que hacer para sacar adelante a sus cuatro hijos, tres hijos y una hija para más exactitud, con un sueldo nimio, el de mi padre, que sí que trabajaba y llevaba a casa una miseria por jornadas extenuantes y exhaustivas. Ver noticia original en …