La política del caos -- Pedro Pierre

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

No es de sorprendernos si no sabemos adónde vamos. El sistema neoliberal ha elegido la política del caos para mantenernos dominados y para que sigan los poderosos gobernando el mundo al servicio de una minoría cada vez más agresiva. Esto se manifiesta tanto en la sociedad como en la Iglesia. En la sociedad, esta política del caos es la del actual gobierno, de los empresarios, de las derechas políticas con el odio, de los grandes medios de comunicación comerciales.

Desde 7 años han retomado el control de las principales entidades gubernamentales: la fiscalía, la corte constitucional, el consejo de participación ciudadana, etc. Por este motivo las denuncias de corrupción, evasión fiscal, no pago de los impuestos, fuga de capitales en los paraísos fiscales?? no prosperan. Realmente hacen lo que les viene en gana, es decir, aumentar sus riquezas a costa del empobrecimiento generalizado.

Igualmente, las instituciones internacionales son muy desprestigiadas. La ONU (Organización de las Naciones Unidas), por el derecho de veto de los países fundadores, es totalmente incapaz de detener el genocidio en Gaza a pesar de que ha sido creada para impedir o detener las guerras. No hablemos del FMI (Fondo Monetario Internacional) que sirve para imponer la explotación ciudadana, a petición de nuestros mismos gobiernos, como en el caso de Ecuador. La OMS (Organización Mundial de la Salud) que es controlada por las grandes multinacionales farmacéuticas. La FAO (Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura) denuncia las causas estructurales del hambre, pero no tiene los medios para hacerse escuchar ni peor hacerse obedecer.

Al nivel eclesial, es significativa la oposición a la sinodalidad por parte del clero en general: ?¡Están en otra onda!?? Frente a la necesidad de un cambio eclesial profundo, ellos miran para otro lado. Las iglesias se vacían y escasean los sacerdotes por mantener un clericalismo que margina a los laicos, en particular a las mujeres. Llama mucho la atención la oposición a veces feroz al papa Francisco cuando siempre se nos ha repetido a los católicos que al papa le debemos una obediencia casi absoluta: ?¡Es otro Cristo en la tierra!??.

¿Cuáles son las voces actuales o los grandes profetas de hoy capaces de guiarnos en este laberinto de mentiras y engaños? Tenemos que dejar de un lado nuestro individualismo que favorece la ignorancia y el fanatismo, para escuchar a quienes buscan abrir caminos de esperanza y de fraternidad. El mismo papa Francisco es una personalidad mundial por su defensa de los pobres, los migrantes, de la paz, de la naturaleza.

Están también los grupos de Derechos Humanos, las Asociaciones de mujeres, los medios de comunicación alternativos, los pueblos Indígenas con su cosmovisión que abarca la naturaleza y el cosmos, lo social y lo espiritual. Al nivel eclesial, el CELAM (Consejo Episcopal Latino Americano) de Bogotá en Colombia, ha hecho una clara opción por los pobres y por la sinodalidad, es decir, más democracia en las Iglesias del continente. ¿Cómo estamos en contacto con estas personas e integrados en estos grupos para clarificarnos y ser transformadores de las realidades eclesiales y sociales?

La crisis y el caos nos dicen también que el sistema capitalista que domina el mundo se está derrumbando. Prefiere la destrucción generalizada afín de no dar paso a una nueva forma de sociedad que está naciendo, en chiquito, en muchas partes. Demos tiempo y prioridad a estas personas, a esos grupos, a estos nuevos aspectos para no andar ?¡perdidos como perros en procesión!??, desilusionados y amagados sin rumbo.

Hoy como ayer en el libro bíblico del Deuteronomio Dios nos sigue diciendo a través de muchas voces: ?Pongo delante de ti el bien y el mal. El bien no está lejos de ti: Está en tu propio corazón. Elige el bien para que vivas feliz tú y tu descendencia???? El bien es todo lo que construye la fraternidad, la justicia y la espiritualidad. Seamos los constructores de un futuro más feliz para nosotros y los demás.