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En estos tiempos de enorme violencia y desesperanza por todo el continente y especialmente en nuestro país, hacer memoria del indígena azteca Juan Diego puede ayudarnos a ver más claro sobre lo que está pasando y darnos esperanza para salir del caos y de la muerte que nos asedian. El santuario mejicano de Nuestra Señora de Guadalupe y Juan Diego, cerca de la capital, es el ?monumento? latinoamericano que recibe más visitantes: ¡Este año, más de 11 millones!
El indígena azteca Juan Diego afirma haber visto en la colina de Tepeyac a María, la madre de Jesús de Nazaret, que le dijo: «Juanito, Juanito, ¿adónde vas? Yo soy la Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo en este lugar, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes». Por muchas razones, este acontecimiento es muy aleccionador. Es el relato de acontecimientos vistos desde el revés de la historia: Es la historia de los vencidos y despreciados a quienes aparece Nuestra Señora de Guadalupe.
Recordemos que Tenochtitlán, la capital de los aztecas, hoy Méjico, fue destruida por Hernán Cortés en 1521. Unos 14 años después, en 1535, tuvo lugar el encuentro, o más bien los 3 encuentros, de Nuestra Señora de Guadalupe con Juan Diego. Eran tiempos arrasadores de la conquista española que dejaría, según se dice, hasta 70 millones de indígenas muertos en el continente.
Primera sorpresa, Nuestra Señora de Guadalupe no aparece ni algún conquistador ni a algún obispo español de México, sino a un indígena azteca sin mayor importancia. Y lo trata con sumo respeto y delicadeza: ?¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos??? Además, María de Tepeyac lleva muchos signos y símbolos indígenas: el sol la rodea, la luna se estira bajo sus pies, su gran capa verde está llena de estrellas, su túnica lleva flores muy particulares, está con la cruz azteca y un lazo en la cintura como signo de embarazo; su tez no es blanca sino morena, sus cabellos son negros y sus ojos también.
Sabemos que dejará finamente dibujada esta imagen suya en el poncho de Juan Diego. Notemos que no lleva corona y que el hijo que lleva en su vientre es también moreno como ella?? Mientras tanto los españoles se preguntaban si los indígenas eran seres humanos o simplemente animales superiores, para justificar el desprecio, los maltratos, la explotación, la esclavitud, el asesinato y el saqueo. Nuestra Señora de Guadalupe ha sido nombrada ?patrona de Abya Yala?.
Es el mundo al revés: Mientras los conquistadores imponían la fe cristiana a sangre y fuego, nuestra Señora de Guadalupe crea un espacio religioso indígena para los indígenas. Proclama con fuerza que los indígenas tienen un gran valor: Son una rica civilización, tan valiosa como la de Europa. Nos enseña que la evangelización consiste a aprender que Dios no ha esperado a los cristianos para hacerse presente en todos los pueblos, en sus sabidurías, sus shamanes y sus ritos religiosos.
¿Por qué motivos habrá entre nosotros tanto racismo contra los indígenas? ¿Por qué esta preferencia de los mestizos a identificarse mayoritariamente con los conquistadores europeos generalmente asesinos, ladrones y violadores? ¿Por qué está creencia discriminatoria que pone al cristianismo como la única religión verdadera? ¿Por qué tantas devociones a vírgenes europeas blancas con coronas de oro y diamantes, y a un Jesús de tez blanca, ojos azules, cabellos claros?? y también coronade oro y diamantes?… ¿Qué hacemos con el mensaje de nuestra Señora de Guadalupe y con los símbolos que quedaron impresos en el poncho de Juan Diego?
En estos actuales tiempos en que no sabemos en quiénes confiar ni qué caminos tomar para sacarnos de la violencia que nos destruye, fuera bueno recordar nuestras raíces indígenas, valorar las culturas, las sabidurías y los cultos indígenas para encontrar allí caminos alternativos de superación al nivel social, económico, político, cultural y religioso.
En esta época de desigualdades vergonzosas, de corrupción descarada, de irrespeto arrogante a la vida y la naturaleza, de individualismo degradante, de invasión cultural virtual, fuera bueno volver a las 3 leyes básicas indígenas: ?No mentir, no robar y no ser ociosos??. Y también valorar el sentido comunitario antes que las personas individuales: Primero la Comunidad y una Comunidad al servicio de las personas. ¿Por qué no participamos en los rituales indígenas tan profundamente espirituales y llenos de simbolismos?
El mensaje de Jesús es para confirmar todo lo que hay de bueno en todas las religiones; Jesús ha venido para llevarnos a su plenitud desde la realidad y las religiones en que hemos nacido. No quiere que nos despreciemos sino más bien que nos enriquezcamos unos a otros de nuestras diferencias.
En el levantamiento indígena de 1990, uno de los mensajes fue: ?¡Ningún Ecuador sin los indígenas ni ninguna Iglesia sin nosotros!?? Más de 30 años han pasado desde esa declaración y dentro de unos años celebraremos los 500 años del encuentro de Nuestra Señora de Guadalupe con el indígena Juan Diego. Nuestro presente está preñado de más de 500 años de resistencias, sabidurías y alternativas indígenas y negras?? Nuestro futuro será mejor si sabemos valorarlas, asumirlas y aplicarlas.
Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe nos acompañan en estas tareas para nuestra superación personañ y nuestra convivencia armoniosa.