No desperdiciar a las personas: entre el descarte de personas y alimentos -- Gerardo Cruz González

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Cristianismo y Justicia

En una sociedad postindustrial, individualista, centrada en el ídolo del dinero, nunca mejor expresada en la imagen bíblica del becerro de oro, acompañada de su santoral, tiene un pedestal y un altar la competitividad y el «encanto» de lo desechable que ha llevado a la sociedad a la comprensión del otro, de la hermana y del hermano, también como descartables, conviene revalorar a cada persona en su justa dimensión, con sus dones, y no marginarlos porque ello constituye en sí mismo la cultura del descarte. Esa revaloración de las personas y los dones es, en términos del papa Francisco, una «ecología de justicia y caridad». Ver noticia original en …