Europa entre guerra, crisis y un invierno que puede ser helado -- Sergio Ferrari

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Fuente: Observatorio eclesial
Aumentan las protestas socialesUna parte significativa de Europa se convirtió la tercera semana de octubre en una olla a presión en la que em-pezó a calentarse la sopa del conflicto. A este ritmo, de mantenerse prendida la cocina, el continente se dirige haciauna etapa muy tensa debido a las consecuencias directas de la guerra, entre ellas la creciente tensión social.La crisis europea es sostenida y va en aumento, agra-vada por el impacto cada vez más visible del conflicto Rusia-Ucrania en la vida cotidiana. Los aumentos exor-bitantes, especialmente en electricidad, combustibles y servicios, hacen explotar los presupuestos familiares y desencadenan la cólera sindical.La cólera francesaEn Francia, el martes 18 de octubre se realizó una jor-nada interprofesional de protesta.

Habían pasado solo
tres días desde la masiva movilización convocada por la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES), que en las legislativas de junio pasado se convirtió en la segunda fuerza más votada.Como de costumbre, la batalla decifras complica el ba-lance: mientras que los organizadores estimaron la par-ticipación el martes en unas 300.000 personas, los por-tavoces oficiales indicaron un número tres veces me-nor.

La huelga sectorial que se inició a fines de septiembre en las refinerías de petróleo, se extendió el martes 18 a otros sectores, con impactos parciales: servicio público, energía, transporte urbano, industria alimentaria, co-mercio y personal de institutos profesionales.Las dos principales reivindicaciones fueron la exigencia de un aumento salarial y la oposición categórica a que los trabajadores en lucha sean forzados a volver al tra-bajo.

Saltando fronteras, el 8 y el 9 de octubre varios centenares de activistas habían manifestado y blo-queado instalaciones de TotalEnergie también en Bél-gica.En la industria petrolera francesa, el conflicto sindical continuó aun hasta el jueves 20. Ese día se normaliza-ron tres de los cinco centros aun paralizados luego de que los huelguistas alcanzaran logros aceptables.

El suministro de combustible en las estaciones de servicio fue caótico en Francia desde fines del mes pasado.Para la Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia, ?a pesar de los enormes beneficios que obtie-nen las compañías petroleras, en particular Total y Ex-xon, éstas se niegan a aceptar las exigencias de los trabajadores?. La CGT subraya que el reclamo consiste en recuperar la pérdida del poder salarial causada por la inflación y asegurar una mejor distribución de la riqueza creada por los trabajadores mientras se pagan miles de millo-nes de euros en dividendos a los accionistas.

Se calcula que solo en el primer semestre del año en curso, TotalEnergies registró más de 10.000 millones de dólares de beneficios. Este gigante petroquímico, con sede en Francia, cuenta con 105.000 trabajadores en 130 países. En 2021 contabilizó ingresos por 184,7 miles de millones de dólares.Roma, a la calleEn Italia, las principales centrales sindicales del país realizaron el sábado 22 de octubre una manifestación unitaria que convocaron en Roma en defensa de la ?Sa-lud y la Seguridad en el Trabajo?.

Argumentan que en lo que va de 2022 se produjeron 600 muertes y 400 mil accidentes labo-rales, así como un altísimo número de irregularidades empresariales que irres-peta el cumplimiento de cláusulas bási-cas. Para los convocantes, «no se trata solo de núme-ros, sino también de la vida de las personas, su digni-dad y sus derechos?.

Esta convocatoria, que según varios analistas políticos puede calentar los motores de la protesta social, dio continuidad a la masiva movilización sindical que la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL, su sigla en italiano) convocó el 8 de octubre en esa capital, exactamente un año después del ataque por parte de grupos neonazis contra su sede central y menosde dos semanas después de la victoria electoral de la extrema derecha de Fratelli d?Italia. Resultado que puso en ten-sión al movimiento sindical y las fuerzas políticas pro-gresistas.

Las dos reivindicaciones de esta primera protesta luego de las recienteselecciones italianas fueron la defensa de un salario mínimo digno y la búsqueda de alternati-vas al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. «Frenar la guerra con negociaciones, no con el envío de armas», constituyó una de las consignas de la manifestación.Se despierta Suiza

En la pequeña Bellinzona, capital del cantón Tesino, fronterizo con Italia, los trabajadores de la construcción dieron el pitazo inicial de un proceso de movilizaciones que se ampliará nacionalmente en las próximas sema-nas.Más de 2 mil quinientas personas participaron el lunes 17 de octubre en una marcha (en una ciudad de apenas 40 mil habitantes) que continuará con futuras manifes-taciones el 1 de noviembre en Basilea; el 7 y el 8 en otras cinco ciudades de la Suiza francesa, y el 11 en Zúrich, donde se realizará una jornada nacional.Lo que está en juego es la negociación de un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo con la patronal empre-saria de la construcción.

Según el sindicato UNIA, la patronal insiste en sus condiciones reaccionarias. Igno-ra las reivindicaciones de los trabajadores y busca ne-gociar eventuales aumentos salariales imponiendo el deterioro de las condiciones de trabajo.Para el sindicato helvético, la realidad es paradójica: en un país donde se está construyendo más que nunca, las condiciones laborales son cada día peores. La patronal procura suprimir todas las regulaciones per-tinentes a las horas de trabajo imponiendo jornadas dia-rias de hasta 12 horas (sin contar el traslado hasta las obras) y semanas de hasta 58 horas.?

Se trata de un ataque a la salud y a la vida familiar de los trabajadores de la construcción?, denuncia el sindicato.El malestar social, con distintos rostros y reivindicacio-nes concretas, se manifestó también en la segunda semana de octubre cuando los choferes del transporte público de Ginebra paralizaron el servicio durante 36 horas para exigir ?con relativo éxito?un reajuste sala-rial para compensar el deterioro del nivel de vida.Por su parte, el 17 de octubre entraron en huelga por tres días, en el aeropuerto suizo de Zúrich, los pilotos de Eurowings, filial de Lufthansa de Alemania.

Como consecuencia, se canceló la mayoría de los vuelos de esa compañía de bajos costos con origen y destino en Zúrich. Un día antes, los pilotos de SWISS International Air Li-nes ?otra filial de Lufthansa?, votaron la huelga si en los próximos días el directorio de la empresa no presen-ta una propuesta aceptable en cuanto a salarios y con-diciones de trabajo.Malestar en otros paísesEn España, los sindicatos del sector ferroviario están convocando una huelga de la empresa Renfe (Red Na-cional de Ferrocarriles Españoles) para el 28 de octubre y paros parciales el 7 y el 11 de noviembre.

Las protes-tas son resultado de la inacción de la empresa para acordar el nuevo convenio colectivo, indican los promo-tores de dicha medida de fuerza. Los sindicatos exigen, además, que se dé respuesta ?a la evidente falta de personal en todas las áreas y colectivos de la empresa? mediante la prórroga de los contratos temporales.Unas 15 mil personas, según fuentes oficiales, se movi-lizaron el 15 de octubre en Madrid para exigir la actuali-zación de pensiones y salarios conforme al Índice de Precios de Consumo.

Dos de las principales centrales sindicales españolas (Comisiones Obreras y UGT), an-ticiparon una jornada de protesta nacional para el 3 de noviembre.En tanto, sectores de la izquierda anticapitalista organi-zan encuentros y debates en 40 ciudades para replicar en la península las protestas que se están dando en Bélgica, Francia y Gran Bretaña.Octubre también ha despertado en un ambiente de có-lera en Gran Bretaña, donde se esperan nuevas mani-festaciones en las próximas semanas.

El 1 de octubre, varias protestas sociales desbordaron las calles de los centros urbanos más grandes con reivindicaciones pre-cisas que van desde el aumento salarial hasta la pro-tección del clima.Adicionalmente, diversas organizaciones ?en particular del movimiento juvenil?han convocado nuevas movili-zaciones en distintas ciudades europeas durante las próximas semanas, retomando la iniciativa de ganar las calles en defensa del clima.

Convencidos de que la sociedad civil planetaria en ge-neral y la europea en particular, deben exigir resultados concretos a la Conferencia de las Naciones Unidas so-bre el Cambio Climático, la COP27 que se realizará en Sharm el-Sheikh, Egipto, del 6 al 18 de noviembre.Europa palpita. Se moviliza y protesta ante la dimensión de la crisis económica y social. En paralelo, comienza a tomar fuerza entre expertos y analistas ?y más tibia-mente entresindicatos y actores sociales?la pregunta sobre quién pagará la factura principal de la guerra Ucrania-Rusia y de la futura reconstrucción de Ucrania.

En este conflicto, en el propio corazón europeo, nada es gratis. La industria bélico-armamentista, la principal beneficiada, le saca punta al lápiz y se refriega las ma-nos. La ciudadanía europea, ya sancionada por el au-mento estrepitoso de los precios de los combustibles y la energía, empieza a alzar la voz.(ecupres.wordpress.com) 24/10/202