Fermín Salvochea en el 101 aniversario de su muerte -- Juan Alarcón Almoguera, miembro de la Asociación «Amigos De Fermín Salvochea»

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Diario de Cádiz

Este año, la Asociación de Amigos de Fermín Salvochea se decide a escribir unas líneas donde deseamos hacer ver nuestro punto de vista en algunos temas relacionados con el mundo salvocheista. Atrás han quedado los artículos, conferencias, películas, etcétera, que el año pasado nos permitieron tomar impulso para rescatar del olvido la figura de Salvochea.
Miremos pues hacia delante y marquemos el rumbo que nuestra Asociación desea conseguir en los próximos años.
En primer lugar queremos profundizar más en la vida y obra de Salvochea. Ignoramos muchas cosas sobre él y cien años es relativamente poco tiempo para renunciar a la investigación sobre su vida y a la profundización de su obra, que viene en parte a ser lo mismo, porque ya sabemos que fue un hombre principalmente de acción.

Nunca se preocupó de dejar constancia documental de su pensamiento, como bien se lamentaba Pedro Vallina, su gran amigo y discípulo en Crónicas de un Revolucionario.

A Fernando Puelles le debemos casi en exclusiva la investigación sobre Salvochea. En su extinguido y «maldito» libro Fermín Salvochea República y Anarquismo, encontramos el Salvochea más auténtico y más histórico. Quiso el destino que Fernando Puelles falleciera trágicamente hace más de 20 años. El libro no era más que el preámbulo de otro que nunca vio la luz. Llamamos maldito a este libro porque, por su propio autor sabemos que le supuso, penalidades, sufrimientos, ingratitudes… antes de ver la luz de la edición.

Aún viven algunos que nos podrían contar qué pasó realmente. Al menos podríamos conocer su versión de los hechos. Ahí están las hemerotecas de Diario de Cádiz, de par en par, abriendo las puertas a la historia.

No deja de ser significativo que Salvochea, aún en vida, llamó la atención de uno de los más grandes escritores del siglo XX: Valle-Inclán, que en su trilogía del Ruedo Ibérico, recrea a un personaje inspirado en Fermín Salvochea. Posteriormente Blasco Ibáñez, lo sitúa como personaje principal de su novela La Bodega. También Pío Baroja busco un encuentro con Salvochea que jamás llegó a producirse. Decíamos que es significativo el interés de estas personalidades por Salvochea, mientras que podríamos denunciar su olvido por parte de los intelectuales gaditanos, antes de la democracia y después de la democracia.

Sólo Fernando Puelles y, en alguna medida, Ignacio Moreno se decidieron a emplear su tiempo en la figura del anarquista gaditano. Ninguno de los dos, historiadores profesionales.

Los libros de los dos autores están agotados. Nos queda añadir para que la verdad se abra paso, que intentamos de todas las maneras posibles reeditar el libro de Fernando Puelles Fermín Salvochea República y Anarquismo. Nos resultó imposible, pues la familia, haciendo uso de los derechos de autor, no nos permitió llevar nuestro proyecto a buen puerto.

Un buen amigo, el historiador José Luís Gutiérrez Molina, sugiere una revisión crítica de esta obra. Hecha está la propuesta para cuantos se atrevan a sumergirse en el mundo salvocheista.

No seriamos justos si no incluyéramos en nuestro reconocimiento a la historiadora Gloria Espigado y los historiadores Alberto Ramos, José Marchena y José Luís Gutiérrez Molina, Jacques Maurice y Gerard Brey que aunque indirectamente han aportado investigaciones y documentos muy valiosos a la hora de conocer a Salvochea y su mundo. Aun así son muchas las interrogantes que aún plantea la vida de Fermín Salvochea y exigen una investigación más personalizada.

¿Se conserva en Londres algo de la correspondencia que tuvo con Kropotkin?

¿Qué relación tuvo Salvochea con José Canalejas a la sazón Presidente del Gobierno?

Sólo tenemos pinceladas de su relación con su profesor y amigo Eduardo Benot, con Pi y Margall, con Alejandro Sawa, con Lerroux, con el padre del partido socialista gaditano Juan Antonio Santander, y tantos otros personajes con los que tuvo amistad y muy poco sabemos.

Mientras tanto, en parte como consecuencia de la ausencia de datos históricos, cada día se engrandece más su figura en la imaginería popular.

Crece como una ola el rumor de que la gente hacía cola para rezar en su tumba. ¡Falso! Eso jamás ocurrió, pero es muy difícil detener un boca a boca que se alimenta de fantasía e ignorancia. Sirvan estos renglones para dejar claro que Salvochea no es un santón que hace milagros, esta falsa creencia desvirtúa la vida de este extraordinario gaditano anarquista, ateo y anticlerical.

No queremos terminar sin reclamar en su nombre que sus restos descansen en Cádiz, esa fue la voluntad que dejó escrita en su testamento. Muy poco solicitó para sí quien tanto hizo por los hombres, sus hermanos.

Nosotros creemos que ahí donde ahora está, se debe quedar. Sería hermoso que en esa gran plaza que algún día tendremos todos los gaditanos, la que aún es hoy terreno del cementerio, exista un modesto busto y una modesta cripta para este gaditano universal.

Una mujer nos propuso el lugar, al leer esta nota ella se reconocerá. Nuestro agradecimiento.