Este es el nombre de una conferencia que algunos obispos anglicanos decidieron realizar entre los días 22 al 29 de Junio en vísperas de la conferencia de Lambeth que se celebrará en unos pocos días. A pesar de todo lo que se ha dicho, del amor y la paz que ha reinado a lo largo de toda la conferencia, el ambiente que la ha rodeado ha sido uno menos calmado y pacífico de lo que se ha intentado promulgar.
Sirva como ejemplo la noticia que anunciaba recientemente Times OnLine: las personas encargadas de la seguridad de esta conferencia fueron avisadas para mantener los ojos bien abiertos ante la posible aparición de ocho personas non gratas cuyo acceso a la conferencia había sido prohibido, algunos de ellos obispos.
Eso sí, y es importante que quede claro: aún no hay cisma oficial. Peter Jensen, arzobispo de Sydney, se ha encargado de desmentir informaciones erróneas publicadas en algunos medios y de dejar claro que no ha habido intención de cisma al organizar esta conferencia: más bien se han pretendido tratar ciertos temas candentes que preocupan a los anglicanos y que consideran que no serán tratados adecuadamente en la otra conferencia, la de Lambeth (podéis escuchar sus declaraciones aquí).
Sin embargo, después de leer el texto de la declaración oficial de la conferencia de GAFCON, así como algunos otros textos producidos en dicha conferencia (como por ejemplo el comunicado del arzobispo de Nigeria Peter Akinola), el sabor de boca que se queda es un tanto agrio, por no decir muy amargo. A continuación traduzco una pequeña porción de la declaración oficial para que veáis por vosotros mismos a lo que me refiero:
?La Futura Conferencia Global Anglicana [GAFCON] ha surgido como respuesta a la crisis que existe en la comunión anglicana, una crisis que puede ser dividida en tres hechos innegables que afectan al Anglicanismo mundial. El primer hecho es la aceptación y promoción dentro de las provincias de la comunión anglicana de ?otro? evangelio (ver Gálatas 1:6-8) que es contrario al apostólico. Este falso evangelio mina la autoridad de la Palabra escrita de Dios y la unicidad de Jesucristo como autor de la salvación del pecado, la muerte y el juicio. Muchos de sus defensores claman que todas las religiones ofrecen el mismo acceso a Dios y que Jesucristo es solo un camino, no el camino, la verdad y la vida. Promueven una variedad de preferencias sexuales y de comportamientos inmorales como si fueran derechos humanos universales. Claman la bendición de Dios sobre uniones entre personas del mismo sexo en contra de las enseñanzas bíblicas acerca del santo matrimonio. En el 2003 este falso evangelio llevó a la consagración de un obispo que vivía en una relación homosexual??.
Vosotros mismos podéis leer el resto en su página.
Algunas de las actitudes mostradas y de las soluciones propuestas por los obispos reunidos en esta conferencia han provocado respuestas igualmente serias y contundentes por parte de varios obispos y arzobispos, Rowan Williams incluido (podéis leer su respuesta aquí). Algunas de las palabras del arzobispo de Canterbury fueron:
?Creo que es un error suponer que ya estamos tan separados que todos aquellos que se encuentran fuera de la red de GAFCON están simplemente proclamando ?otro? evangelio. Eso no es cierto; de hecho esa no es la experiencia de millones de fieles y bíblicamente centrados anglicanos en cada provincia. Lo que sí es cierto es que en cada lado de nuestras controversias abundan los slogans, los errores de interpretación y las caricaturas. Y todo ello ha de ser retado en nombre del respeto y la paciencia que nos debemos los unos a los otros en Jesucristo??.
Por su parte el obispo de Durham, el doctor N.T. Wright, también ha dado su opinión acerca de esta conferencia (escuchar aquí) y no se ha cortado a la hora de atacarla y declararla ?profundamente ofensiva?. ?La idea de que ellos tienen el monopolio de la verdad bíblica no vale y debemos protestar en contra de ello porque es una forma de abuso??, dijo.
Acabe como acabe todo este lío, la verdad es que escuchar los debates y las declaraciones que están surgiendo desde todos los grupos involucrados no es muy agradable. Es triste comprobar hasta qué punto ciertos asuntos secundarios dentro de la fe cristiana pueden llegar a dividir a los cristianos hoy día. Sorprende ver cómo temas que nunca han aparecido formando parte de los credos cristianos se han convertido hoy en motivos de separación e incluso de demonización, llegando a acusar al bando opuesto de desviar el evangelio de Cristo, como si hoy estuviésemos viviendo de nuevo los tiempos en los que vivió Pablo y por tanto textos como Gálatas 1:6-8 pudieran encontrar una perfecta aplicación a la situación actual (cosa que, por cierto, me parece un error hermenéutico serio). Esta tremenda facilidad actual (y no sólo en la comunión anglicana) para elevar ciertos asuntos secundarios a la categoría de fundamentales para la salvación es algo que me preocupa, aunque creo que está aquí para quedarse; son los tiempos que corren, y los fundamentalismos abundan.