Enviado a la página web de Redes Cristianas
Por sus efectos tóxicos, la intencionalidad rastrera de titulares e información en determinados
medios es indecente. La información falsa o manipulada que se vierte en algunos medios de
comunicación y redes sociales hace tanto daño como quienes, si por un casual, se dedicaran a
arrojar todos los días pequeñas dosis de veneno en el suministro público de agua potable.
Resulta insoportable comprobar como, desde algunos micrófonos oportunistas y púlpitos
informativos sin escrúpulos, se retuerce la veracidad de los hechos para desprestigiar al
ideológicamente diferente y, de paso, envenenar el debate político y social. Veneno que, por lo visto, no pocos consumen con asiduidad y fruición cual sustancias opiáceas.
Pero mal arreglo tiene esta adicción cuando quienes la padecen no tienen el hábito de pensar,
contrastar y dudar y, por tanto, prefieren asumir como verdad los bulos isidiosos y las sentencias rotundas difundidas en las redes o en la barra del bar.
/ Antoñán del Valle (León)