Francisco y Pedro Casaldáliga, contra el neoliberallismo y la necropolítica -- Juan José Tamayo

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Enviado a la página web de Redes CristianasTamayo4Una de las figuras inspiradoras de las profundas transformaciones llevadas a
cabo por el papa Francisco en la imagen del papado y en su compromiso con las
personas empobrecidos por el actual modelo neoliberal y los pueblos oprimidos por la
alianza entre el capitalismo y el colonialismo ha sido Pedro Casaldáliga, obispo del
Mato Grosso (Brasil) durante más de tres década. Es, sin duda, el símbolo más luminoso
del cristianismo liberador y de los movimientos populares en América Latina, que
acompañó solidariamente y legitimó religiosamente las revoluciones políticas del
continente desde la teología de la liberación.

A la alianza entre ambos se debe, en buena medida, el cambio de actitudes ante
el papado tanto dentro como fuera de la Iglesia. Hasta entonces los sectores
progresistas, cristianos y no cristianos, se mostraban críticos del ?Vicario de Cristo??,
cuando no claramente antipapistas. Los sectores conservadores se declaraban seguidores
ciegos y defensores a ultranza.

Tenemos un ejemplo en las actitudes ante los dos papas anteriores, Juan Pablo II
y Benedicto XVI. Ambos concitaron, por una parte, las críticas de los sectores
progresistas por sus condenas de la modernidad y del laicismo, así como por el
rigorismo moral y el tradicionalismo religioso; y, por otra, la adhesión incondicional de
los sectores conservadores tanto del mundo político como del arco católico.
Hoy, sin embargo, los sectores conservadores ?incluidos los dirigentes políticos
y religiosos- no tienen reparo en denostar al papa Francisco públicamente, mientras que
los progresistas se han convertido en sus defensores, priorizan en su agenda los
encuentros con él y citan sus discursos elogiosamente.

El frente político antipapista está representado por Bolsonaro, Trump y Salvini,
tres dirigentes de tendencia cristo-neofascista. El frente católico anti-Francisco se
encuentra en su propia casa, en un influyente sector de la curia vaticana, liderado por el
cardenal Robert Sarah, autor de un libro contra la abolición del celibato, junto con el
papa emérito Benedicto XVI, quien, tras las repercusiones mediáticas negativas, retiró
su firma, y por el cardenal Gerhard Müller, nombrado presidente de la Congregación
para la Doctrina de la Fe (antes Santo Oficio) por Benedicto XVI y cesado por
Francisco en 2017. En dicho frente se alinea un importante sector de obispos contrario a
las actitudes moderadamente abiertas de Francisco en torno a las identidades sexuales, a
la admisión a la comunión de las personas divorciadas y vueltas a casar, y a las tenues
reformas en el organigrama eclesiástico.

Hay también un sector crítico de Francisco que, aun coincidiendo con sus
propuestas de cambio, cree que las reformas son muy tímidas y mantiene intacto el
núcleo duro de la estructura jerárquico-patriarcal, de la teología androcéntrica y de la
moral misógina. Especialmente críticos a este respecto son, y con razón, los
movimientos feministas, tanto cristianos como laicos. Los primeros porque las mujeres
siguen siendo la mayoría silenciada en la Iglesia católica, son marginadas de los
ámbitos de responsabilidad, están excluidas de la esfera de lo sagrado, no son
reconocidas como sujetos religiosos, morales y teológicos y son tratadas como
cristianas de segunda categoría. Las feministas laicas critican a Francisco por su rechazo
del feminismo y de los derechos sexuales y reproductivos.

En plena sintonía con Francisco están, por el contrario, los Movimientos
Populares, que representan a trabajadoras y trabajadores informales, precarizados, sin
tierra y a sus familias sin techo y a quienes Francisco llama ?sembradores de cambio??.
Desde 2014 vienen manteniendo diferentes Encuentros Mundiales con el papa en busca
de una alternativa frente a la ?globalización de la indiferencia?? y en torno a la
reivindicación de las 3T ?Tierra, Techo y Trabajo??.

En la órbita de Francisco se encuentran también los movimientos ecologistas con
quienes comparte el cuidado de la casa común, como ha demostrado en la encíclica
Laudato Si?, de 2015, y en la celebración del Sínodo de la Amazonía en 2019. En
Laudato Si? subraya la estrecha relación entre la situación de la pobreza que sufren los
sectores más vulnerables de la sociedad y la fragilidad-vulnerabilidad del planeta, critica
las formas de poder derivadas de la tecnología y el antropocentrismo moderno. Propone,
asimismo, un nuevo estilo de vida que compagine la preocupación por la naturaleza, la
justicia con las personas y los grupos sociales empobrecidos y la paz interior.

En el terreno eclesial son los movimientos cristianos de base, las teologías del
pluralismo religioso e intercultural y las diferentes tendencias de la teología de la
liberación -condenadas por los papas anteriores- las mejores valedoras del actual
pontificado. Dos son las Iglesias más identificadas con el nuevo paradigma eclesial: la
alemana y la latinoamericana. La Iglesia alemana es la que más a fondo está pisando el
acelerador en la puesta en práctica de la sinodalidad, la incorporación del laicado en los
ámbitos de responsabilidad, el acceso de las mujeres a los ministerios eclesiales, la
investigación sobre los casos de abusos sexuales en la Iglesia y la ayuda a las víctimas
de dichos abusos.

La iglesia latinoamericana se caracteriza por la recepción creativa de las
propuestas papales, sobre todo en la creación de una ?Iglesia de los pobres?? y en materia
ecológica a través de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que reúne a más de un
millar de organizaciones comprometidas en la defensa de los pueblos indígenas, con
frecuencia olvidados y sometidos a los intereses económicos de las multinacionales, y
de sus territorios, que son objeto de explotación por mor del extractivismo.

En la creación de la ?Iglesia de los pobres??, la defensa de los derechos de la
Tierra y la lucha por la justicia destacó, dentro de la Iglesia latinoamericana, Pedro
Casaldáliga, quien compaginó dimensiones difícilmente armonizables en una sola
persona: revolucionario internacionalista, teo-poeta de la liberación, descolonizador de
los colonialismos de ayer y de los neocolonialismos de hoy, des-evangelizador de la
primera evangelización hecha con la cruz y la espada, defensor de las comunidades
afrodescendientes, indígenas y campesinas, abogado de las mujeres múltiplemente
discriminadas y oprimidas, obispo en rebeldía e insurrección evangélica, místico con los
pies en la tierra y profeta despertador de las conciencias adormecidas. Sus opciones
radicales le ocasionaron la persecución de la dictadura brasileña y las amenazas de
muerte de los sectores oligárquicos.

Francisco y Casaldáliga coinciden en sus análisis críticos del neoliberalismo, que
pasan por la izquierda a la socialdemocracia. El neoliberalismo es ?la gran blasfemia del
siglo XXI??, afirma Casaldáliga, quien denunció el martirio colectivo de los indios
crucificados. ?La economía de la exclusión y la inequidad mata??, sentencia Francisco en
la encíclica La alegría del Evangelio. Ambos están señalando a la necropolítica o
necro-neoliberalismo que, según el politólogo camerunés Achille Mbembe, consiste en
el uso del poder social, político y económico para decidir qué personas pueden vivir y
quiénes tienen que morir en un momento dado.

Sorprende que, según mis informaciones ?que me gustaría fueran desmentidas-,
tras el fallecimiento de Casaldáliga el pasado 8 de agosto, Francisco no haya hecho un
reconocimiento público de su larga caminada con los pobres de la tierra, con quienes,
siguiendo el verso de José Martí, su suerte quiso echar. El obispo-profeta del Sur global
Pedro Casaldáliga practicó y defendió durante más de medio siglo a pie de obra, sin
desfallecer ante las persecuciones y amenazas de muerte, las causas del cuidado de la
Casa Común y del Techo, Tierra y Trabajo para cuantas personas carecen de las tres
T?s, que el papa propone en sus encíclicas, declaraciones y encuentros con los
Movimientos populares y Ecologistas. Bien merece por ello una palabra de
agradecimiento y de reconocimiento. Espero que esta petición no caiga en el vacío.

Juan José Tamayo es profesor emérito honorífico de la Universidad Carlos III de
Madrid. Sus últimos libros son: Hermano Islam (Trotta); La Internacional del odio.
¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye? (Icaria); Pedro Casaldáliga. Larga
caminada con los pobres de la tierra (Herder)