Espladarazo del Papa al proceso de paz y…a Blazquez
Religión Digital
Breves, medidas, pero contundentes las palabras del Papa sobre el proceso de paz: «Os invito a rezar para que por intercesión de este Santo, todos intensifiquen sus esfuerzos por consolidar los horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco y en toda España, y a superar los obstáculos que puedan presentarse a lo largo de este camino». Palabras que, como siempre, hay que saber interpretar y que admiten las siguientes lecturas.
1/ Tirón de orejas a ala dura del episcopado español, especialmente a sus líderes los tres Antonios (Antonio María Rouco, Antonio Cañizares y J. Antonio Martínez Camino) por su postura reticente ante el proceso de paz, explicita por los tres y, para más inri, el portavoz arrogándose la representación de la CEE.
2/ Primer gesto explícito de Roma de respaldo al presidente del episcopado y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y a su talante dialogante hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia.
3/Mano tendida al Gobierno Zapatero y tirón de orejas al PP, que pasa por ser un partido cristiano, pero se muestra reticente.
4/ Descalificación de raíz de Federico JIménez Losantos y de toda la línea editorial que la cadena Cope ha venido manteniendo sobre este asunto. ¡Menudo pullazo! Y encima, expulsados del EGM, lo cual significa, entre otras cosas, dejar de embolsarse unos 3.000 millones de las antiguas pesetas.
5/ Dar alas y bendecir los esfuerzos mediadores de la Iglesia vasca (Reid-Segura-Etchegaray) y que todo el mundo sepa que, en este tema al menos, el episcopado vasco, cuenta con el aval del Vaticano.
6/ Marcar la línea a seguir por el episcopado español, que hace apenas una semana no se atrevió a firmar una declaración conjunta sobre el anunciado alto al fuego de ETA por la disparidad de criterios existente en su seno. A partir de ahora, Roma locuta…
7/ Alimentar la esperanza de muchos creyentes de Euskadi y de España, que apuestan por la paz, y frenar a los sectores más talibanes, alineados con el PP, que no quieren oír hablar del asunto. Como decía a los angelitos uno de ellos tras leer las palabras del Papa: «Se me ha venido abajo Benedicto XVI». A otros, se nos ha venido arriba.