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Sólo el bautismo consciente hace misioneros
Una cita de Benedicto XVI sirve de apoyo al afán misionero. Partiendo del Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia (AG), el Sínodo pretende que las iglesias sean de natural misionero. Como Jesús y el Espíritu Santo, misioneros del Padre, transmitimos el ?amor fontal??: la caridad del Padre Dios (AG 2). ?Somos insertados por el bautismo en la dinámica de amor por el encuentro con Jesús que da un nuevo horizonte a la vida?? (DAp 12).
?Que da un nuevo horizonte a la vida??, procede del Documento Aparecida (13-31/05/2007. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano), cuyo último párrafo dice: ?A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que `no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva´ (DC 1)??. Este párrafo procede de Benedicto XVI: ?Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano… una orientación decisiva?? (Encíc. Deus Caritas est, 1. 25/12/2005).
Sólo el bautismo consciente hace misioneros. Lo supone el Sínodo. La tesis del nº 21: ?Somos insertados por el bautismo en la dinámica de amor por el encuentro con Jesús que da un nuevo horizonte a la vida?? (DAp 12), implica conversión personal: encuentro con Jesús a través de la aceptación libre del evangelio y su vida resucitada. El bautismo expresa y celebra esta vivencia personal. De aquí la necesidad de cambiar la pastoral bautismal tradicional. Lo normal sería bautizar sólo a los que han aceptado libremente la fe. Bautizar niños sin conocimiento sería excepcional. Me extraña que el Sínodo no diga una palabra sobre el tema. ¿Lo impidió la Curia romana, lo mismo que viene impidiendo el tema del celibato, el diálogo con los curas casados, el ministerio de la mujer…?
Dicen que se bautizan ?en la fe de la Iglesia??. Como si la fe grupal pudiera sustituir la decisión personal. ?Cuius regio eius religio?? (?de quien rija, la religión??, ?a tal rey, tal religión??) quiere seguir vigente para los niños. Ahora el rey son los padres, la Iglesia, la costumbre… Bien está que los padres orienten y ayuden a sus hijos en lo que ellos creen verdadero. Dar pasos, comprometer en lo que requiere conocimiento y libertad, no me parece razonable, humano. Hay cosas en las que el ser humano debe decidir por sí mismo tras capacitarse: optar por una religión, elegir estado civil, trabajar en una determinada profesión… Bautizar una población sin conversión personal es fatuidad (vanidad ridícula), pérdida de tiempo, absurdo teológico, sinrazón práctica frustrante. Lo estamos viendo hoy en nuestras iglesias:
?El año pasado (2018) teníamos estos datos: el 56% de los habitantes se declaran católicos… Los que asisten a misa con regularidad son el 8%. Bautizos: solo el 34 % de los nacidos. Confirmaciones: el 5% de los que fueron bautizados. Una de cada 5 parejas se casa por la Iglesia. Exequias: cada vez más incomprensible la celebración exequial para los hijos de padres que eran creyentes y ellos no. Número de sacerdotes: 260, de los cuales solo 70 tienen menos de 70 años. Tampoco vemos una proliferación de vocaciones laicales dedicadas a la pastoral?? (Mario Iceta, obispo de Bilbao, en una entrevista en Religión Digital. 09.12.2019. Vicente Luis García).
?Quien no nace de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios?? (Jn 3,5). Esta frase preside el capítulo II dedicado a ?Nuevos caminos de conversión pastoral??. Esta cita evangélica ha sido utilizada para imponer el bautismo a todos, incluso a no nacidos. Hoy sabemos que ?agua y Espíritu?? no se identifican con el bautismo. Jesús propone a Nicodemo ?nacer de nuevo, nacer de arriba, nacer del Espíritu de Dios??. Es nacer por la fe libremente: ?estamos en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios?? (Rm 5,1b-2). Hay que nacer al Espíritu de Jesús: sentir su amor gratuito e incondicional por todos, particularmente por los que menos vida tienen, sufren más, están excluidos. Sólo aceptando el Espíritu de Jesús -su amor gratuito- entramos en el Reino del Dios que es ?Amor?? (1Jn 4,8). Para el Evangelio, se está dentro del Reino sin bautizarse, incluso sin conocer a Jesús, Hijo del Amor: ?venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, en la cárcel y vinisteis a verme…?? (Mt 25, 34-36).
Proponer el Espíritu de Jesús con el mismo Espíritu es la pastoral del Sínodo: ?Queremos ser una Iglesia… encarnada al modo en que el Hijo de Dios se encarnó: `asumió nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias´ (Mt 8,17b). El que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (2 Co 8,9), por medio de su Espíritu, exhorta a los discípulos misioneros de hoy a salir al encuentro de todos, especialmente de los pueblos originarios, los pobres, excluidos de la sociedad y los otros…?? (n. 22). Muy complicada la Amazonía: pluralidad étnica, cultural y religiosa (n. 23-25). Sólo cabe la propuesta libre del Evangelio. Por eso dicen: ?el diálogo sincero y respetuoso es el puente hacia la construcción del ?buen vivir?. En el intercambio de dones, el Espíritu conduce cada vez más hacia la verdad y el bien (cf. EG 250)?? (n. 25).
?La Amazonía debe ser evangelizada también por los amazónicos??. Ya tienen comunidades cristianas. El Sínodo las llama a reavivar el don recibido en el bautismo: ?Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación?? (Mc 16, 15). ?La opción preferencial por los pueblos indígenas, con sus culturas, identidades e historias, nos exige aspirar a una Iglesia indígena con sacerdotes y ministros propios siempre unidos y en total comunión con la Iglesia Católica?? (n. 26). Esta Iglesia debe tener cualidades encarnadas en la realidad indígena, campesina, afrodescendiente, migrante, rural y urbana, joven (n. 27-37).
?Una espiritualidad de la escucha y el anuncio?? corona el cap. II sobre conversión pastoral. ?Escuchar el clamor del Espíritu en el grito de la Amazonía?? es su base. Así la Iglesia ?puede hacer suyos los gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de todos, pero especialmente de los más pobres (cf. GS 1)?? (n. 38). Aquí nacen caminos pastorales. La ?pastoral de visita?? habitual ha creado una rica ministerialidad, ausente en otras actuaciones, donde el clérigo lo hace todo, sin tener en cuenta los carismas de sus hermanos. Hay que ?pasar de visitas pastorales a una presencia más permanente??. Proponen ?una red itinerante que reúna los distintos esfuerzos de los equipos que acompañan y dinamizan la vida y la fe de las comunidades en la Amazonía??. Llaman a Congregaciones y Provincias religiosas a ?establecer al menos un frente misionero en cualquiera de los países amazónicos?? (n. 39-40).
Creo que se queda corto el análisis de la ?pastoral de visita??. No se dice en qué consiste la ministerialidad creada ni qué tipo de ministerios suscita. Sucede lo mismo en muchos pueblos de nuestra España. En el fondo es una pastoral muy clerical. Suple lo que el presbítero no puede hacer. Se priva a la comunidad de la eucaristía completa, de la predicación evangélica y de la atención pastoral. No hay sinodalidad efectiva ni participación corresponsable. No se supera la división entre laicos y clérigos. Si el Espíritu suscita una comunidad, suscita carismas, vocaciones, ministerios… Hay que reconocerlos, respetarlos, cuidarlos, darles responsabilidades. Hay que programar en sinodalidad, tomar decisiones comunitarias, transparencia económica…
Leganés, 19 diciembre 2019