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La realidad que nos rodea está asentada, a menudo, en un sistema de desigualdad de carácter estructural que tiene consecuencias directas en las mujeres y cuya manifestación principal son las múltiples violencias en las que se manifiesta. Como teólogas sentimos el desgarro de tantas mujeres asesinadas por la violencia machista y de muchas otras que las padecen diariamente en sus espacios personales, laborales y eclesiales.Ver noticia original en …