Una buena noticia que nos acerca Periodista Digital en la que se nos cuenta como el Arzobispo emérito de Milwaukee reconoce su homosexualidad en sus recientes memorias. Algo que es una buena noticia y que sólo lo hubiera mejorado si se hubiera realizado antes no podía sino soliviantar al guardián del basurero integrista que no ha podido resistirse, él, en acusar de hipocresía al arzobispo, amén de otras lindezas. ?l, el que presume de ?buen cristiano?? y no cesa de arrojar piedras y escupitajos a diestro y siniestro??¡Qué latigazo se perdió en el Templo de Jerusalem que hubiera sellado el pico de este cavernícola!
Vayamos a lo que importa:
El arzobispo emérito de Milwaukee, Rembert Weakland, de 82 años, cuenta en una entrevista al New York Times algunos aspectos de su azarosa vida clerical. Entre ellos, los que se refieren a su homosexualidad. Asegura, al respecto, que ?la Iglesia se equivoca sobre los homosexuales??.
Y lo explica así: ?Si decimos que Dios es amor y si hay 400 millones de personas homosexuales en el mundo, ¿por qué las religiones, entre ellas el catolicismo, le dicen a estas personas que tienen que vivir toda su vida sin poder expresar amor físico???.
Weakland es, probablemente, el primer arzobispo que admite su homosexualidad. Asegura que es consciente de ella desde su adolescencia. De hecho, reprimió su tendencia hasta el momento en que se convirtió en arzobispo. Fue entonces, cuando mantuvo relaciones sexuales con hombres. Porque ?la soledad se me hacía insoportable??.
En la primavera de 2002, el entonces jefe de filas de la Iglesia progresista norteamericana fue obligado por Roma a presentar su renuncia y a entonar un dramático mea culpa desde el púlpito por haber abusado sexualmente de un seminarista 20 años antes.
Ahora, en su libro de memorias, ?Un peregrino en una Iglesia peregrina??, y en una entrevista al New York Times, el arzobispo emérito acusa al Vaticano de ?preocuparse más de los curas pedófilos que de sus víctimas??.
Weakland, que tiene 82 años, fue el superior mundial de los Benedictinos, antes de ser nombrado obispo por Pablo VI. Escribió una docena de libros, defendiendo siempre tesis progresistas en el seno de la Iglesia. Y, además, predicó con el ejemplo y fue de los primeros en conceder puestos de responsabilidad a las mujeres en su archidiócesis.
El arzobispo emérito reconoce que sus relaciones con Juan Pablo II fueron cualquier cosa menos buenas y que no quiso dar explicaciones sobre su homosexualidad en el Vaticano, porque ?Roma es una pequeña aldea??.
Quizás por eso recuerda, en su libro de memorias, que cada vez que iba de visita ad limina a Roma, ?las autoridades vaticanas me presentaban una lista de quejas con decisiones mías que parecían irritar al Papa y a otros miembros de la Curia??.
En cualquier caso, Weakland dice ?haber conservado un gran respeto por Juan Pablo II como Papa, pero haber encontrado poco que amar y admirar en su forma de tratar a las personas que no estaban de acuerdo con él??.