Representantes de asociaciones y partidos políticos y expertos en inmigración coinciden en apostar por el derecho a voto de las y los migrantes. El debate está en si hacerlo por tratados de reciprocidad o reformando la Constitución. ¿Cambiarían los resultados electorales si los y las inmigrantes votaran?, ¿está justificado que puedan acceder a este derecho quienes no se han nacionalizado?, ¿qué efectos tiene que actualmente no puedan votar?, ¿este derecho equivaldría al reconocimiento del sufragio femenino o el universal? Estas son algunas preguntas que animan el debate público ahora que están tan cerca las elecciones municipales del 27 de mayo.
Representantes de asociaciones, expertas y expertos en inmigración del área académica y miembros de partidos políticos participaron el 25 de abril en el foro-debate sobre ciudadanía y participación política que se celebró en Casa de América de Madrid.
Todas y todos coincidieron en la necesidad de reconocer el derecho a sufragio de las personas migrantes en España, aunque el debate se centra en hallar la vía para hacerlo: firmando tratados de reciprocidad con los países de origen o reformando la Constitución.
?Habría democracia??
Javier de Lucas, catedrático de la Universidad de Valencia, lo tiene claro. Piensa que si los migrantes votaran habría «más y mejor» democracia. Y va más allá: ?Si me lo permiten decir así: simplemente habría democracia??.
Uno de sus argumentos es que, reconociendo este derecho, se lograría ?ser coherente con el principio democrático de que todo aquel que está sujeto a la ley tiene que tener la posibilidad de participar en ella??.
Junto con De Lucas, Gilmer Alarcón, de la asociación de inmigrantes latinoamericanos Minka, hace la analogía del derecho a voto de los inmigrantes con el sufragio universal o el femenino: ?Igual que ocurrió con el derecho a voto de las mujeres, el derecho a voto por residencia cambiará el mundo??, asevera.
Para Alarcón, los argumentos pueden ser morales, como el de que para pedir obediencia civil es necesario posibilitar la participación democrática, o los materiales, ya que el voto inmigrante ?reflejaría mejor?? los intereses y necesidades de esta población.
Dora Aguirre, de la organización de ecuatorianas y ecuatorianos Rumiñahui, comenta que actualmente la mayoría de los migrantes viven ?en un limbo, a pesar de que aportamos nuestra fuerza de trabajo y hemos contribuido muchísimo a la economía española??.
Denuncia que ?los espacios de participación que se han abierto no son suficientes?? y que añora ?mecanismos de acogida real para conocer y entender la sociedad??.
?Queremos una sociedad en la que podamos participar, no sólo en la que seamos meros beneficiarios??, protesta Oscar Llerena, miembro de la asociación de colombianas y colombianos AESCO.
Vías para reconocer el derecho
El artículo 13.2 de la Constitución española reza que ?solamente los españoles serán titulares de los derechos?? a elegir representantes y a optar a cargos públicos. Pero hace una excepción, ya que ?atendiendo a criterios de reciprocidad, puede establecerse por Tratado o Ley el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales??.
Javier de Lucas se pregunta si es ?razonable?? supeditar el derecho al voto al hecho de que otro Estado adopte una medida similar en relación con los españoles: ?Según el derecho institucional, los derechos fundamentales no pueden estar condicionados en su reconocimiento a la calidad del acuerdo entre dos Estados??, explica.
Además, cree que ?la mayor parte de los que discuten sobre ciudadanía y derechos reconocen que -en un mundo dominado por la realidad de la globalización, la transnacionalidad y la movilidad- el viejo modelo de estatal-nacional estático y cerrado carece de sentido y no se adecúa a realidades como las nuestras??.
De momento, el Congreso apuesta por la vía de los tratados de reciprocidad para alcanzar en un futuro este derecho. ?l considera que esta forma ?supondría situaciones de discriminación entre ciudadanos que viven situaciones similares pero que pertenecen a países con tratados de reciprocidad, sin ellos o incluso que huyen de dictaduras??.
Para él, que no se considere la reforma constitucional como una vía es lamentable: ?Pienso que si no se apuesta por esto, no se cree realmente en el derecho al voto??.