Localidades vecinas a Albuñol podrían estar siendo presionadas para aislar al pueblo del cura solidario
El arzobispo de Granada, Javier Martínez, no se ha conformado con amenazar a los vecinos del pueblo granadino de Albuñol con cerrar indefinidamente su Iglesia; además, parece estar presionando a los curas de las localidades vecinas para evitar que estos bauticen y casen a los albuñolenses ?que, dada la situación, se encuentran sin sacerdote-, tal y como hicieron en el pueblo de la Rábita el pasado fin de semana.
La representante de la plataforma vecinal de Albuñol, Custodia Manzano, ha dicho que ?no quiere ser mal pensada??, pero que le resulta muy extraño que ninguna parroquia pueda celebrar la boda que esta prevista para el próximo sábado en Albuñol, por lo que sospecha que el arzobispo de Granada podría estar detrás de este boicot.
Contra la soberbia, humildad
El organismo eclesiástico no parece haber advertido que el pueblo de Albuñol es solo una muestra de los cambios de la sociedad española, que en pleno siglo XXI no se conforma con aquello de: ?ver, oír y callar??. La actitud vehemente del arzobispo de Granada puede suponer a la larga una gran caída para la institución.
?No mentirás?? La Iglesia no parece estar preparada para que sus decisiones sean cuestionadas, ya que en muchas ocasiones, como la presente, ha actuado bajo parámetros ?poco cristianos??. Admitir que han trasladado a un cura por ser demasiado solidario y cercano a la gente no es tarea fácil; resulta más sencillo eludir toda explicación, mentir e, incluso, amenazar.
Visión ultramontana
El caso de Albuñol es una de las muchas muestras de que la institución eclesiástica sigue anclada en el tiempo, aunque cada vez es más fácil observar cómo tras esa actitud retrógrada, que tanto recuerda al régimen previo a la democracia, existe una gran debilidad y muy poca visión de futuro.