¿Holocausto? -- Amando Hurtado

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El Plural

En 1988, el papa Juan Pablo II excomulgó al obispo de Ecône, Marcel Lefebvre, por haber nombrado y ordenado a cuatro obispos en Francia; actividad apostólica que se reservaron los obispos romanos cuando decidieron configurar su Iglesia como una monarquía absoluta de origen divino, basada en aquello de que ?tu eres Pedro y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia??, que tantos contestatarios eclesiásticos ha tenido y sigue teniendo en Oriente y en Occidente desde los primeros tiempos. Pero la actitud de Lefebvre se debió a su no aceptación de las resoluciones del Concilio Vaticano II (1962-1965), excesivamente aperturista y renovador, a su juicio.

A la causa de Lefebvre se unieron cierto número de obispos, clero y fieles franceses, produciendo uno de los más paradójicos cismas modernos, con tentáculos en varios países. Tras la muerte de Lefebvre, asumió el mando el obispo Bernard Fellay. El integrismo lefebvrista se ha venido oponiendo a cuanto la ICAR posconciliar entiende por ?ecumenismo y libertad religiosa??, que abarca tanto aspectos dogmáticos (el infierno y el limbo han de estar donde siempre estuvieron), como litúrgicos (el idioma de la misa es el latín, por la gracia de Dios).

Motu propiuo
El día 22 de enero publicaba el diario italiano Il Giornale la noticia de la inminente reintegración del grupo cismático francés, con cerca de 150.000 fieles, cuyos sacerdotes se encuadran en la titulada ?Fraternidad Sacerdotal de S.Pio X??, que reúne en torno a 480 (130 de ellos en Francia). El ?perdón?? papal era previsible, tras el motu proprio emitido por Benito XVI, en julio de 2007, autorizando las misas en latín; condición ésta que, junto con el levantamiento de la excomunión, era considerada como indispensable por los de la Fraternidad cismática, quienes, por su parte, no han manifestado haber cambiado de opinión respecto a los contenidos aperturistas del Concilio Vaticano II. Ello puede deberse a que tampoco Benito XVI lo considere del todo esencial…

Como el Opus
La modalidad que finalmente imprima carácter a esta ?reintegración?? quedará definida, probablemente, tras los contactos que sigan a la publicación del decreto, firmado por el ?Prefecto de la Congregación para los Obispos?? (Cardenal Re) y no por el papa. Es posible que acceda a conceder a los ?ex-cismáticos?? una prelatura personal semejante a la que privilegia al Opus Dei, haciéndolos directamente dependientes del papado, para reservarse el derecho decisorio en los asuntos que les afecten.

Patraña
Pero esta decisión unilateral del papa es un auténtico polvorín en cuanto a las reacciones que puede suscitar. Algunas están ya empezando a producirse, ya que uno de los cuatro obispos reintegrables, el británico Richard Williamson, declaraba ante la prensa sueca, el jueves pasado, que lo del Holocausto (la Shoah judía) es pura patraña: ?creo que no han existido las cámaras de gas y que, durante la guerra, perecieron de 200.000 a 300.000 judíos en los campos de concentración, pero ni uno en cámaras de gas??. El ?negacionismo?? de monseñor Williamson, considerado opinión delictiva en Francia, va a poner en evidencia a toda la ICAR. Le Pen acaba de ser condenado por los tribunales franceses por lo mismo.

Pro-nazis
Uno se pregunta si, en el hipotético caso de que Richard Williamson, obispo católico-romano, hubiera de pastorear una diócesis de su Iglesia en cualquier parte del mundo, sus ?ovejas?? incurrirían en grave error (desde el punto de vista eclesiástico) pregonando a los cuatro vientos que el Holocausto, tal como ha pasado a la historia, es un simple fraude judaizante. Con ello, se decantarían políticamente en el mismo sentido que casi toda la extrema derecha mundial, que es íntimamente pro-nazi. Las consecuencias podrían ser bastante graves.

Impresentables
El papa Ratzinger, a quien injustamente (desde mi punto de vista) se le atribuye un juvenil pasado nazi, tendrá que dedicarse a fondo al dar forma al decreto de reintegración de sus ?hermanos?? cismáticos lefebvristas. Las declaraciones del obispo Williamson no solo son impresentables, sino que representan un gravísimo atentado impugnador de una verdad histórica archidocumentada y, por ende, contra la dignidad humana de todos los inocentes martirizados por razones políticas, religiosas o raciales, ya sean judíos, palestinos, españoles, rusos o camboyanos…

Amando Hurtado es escritor y licenciado en Derecho