En 1810, Miguel Hidalgo comenzó la Guerra de Independencia. En 1910, Francisco I. Madero llamó a la insurrección que dio origen a la Revolución Mexicana. Un siglo más tarde, en el mismo país, está extendido el pensamiento de que los últimos acontecimientos son el prólogo de algo mucho más grande. Algunas personas van más allá y recurren a la lógica matemática: 1810, 1910… ¿pasará algo parecido dentro de tres años? «Los eventos también parecieran seguir un patrón determinado».
El Periódico Diagonal conversa con varios adherentes a La Otra Campaña sobre la situación presente y futura de México y las perspectivas que tiene el movimiento anticapitalista impulsado por los zapatistas. «La Revolución Mexicana se inicia con el descontento obrero, principalmente minero, así como por problemáticas relacionadas con el campo. Lo mismo pasa ahora: Sicartsa [empresa de Michoacán donde en abril pasado la policía mató a dos mineros en huelga] y Pasta de Conchos [mina de Coahuila con escasas medidas de seguridad en la que murieron 65 mineros en febrero] fueron sucesos en los que estuvieron involucrados obreros relacionados con la minería, y el conflicto en Atenco fue precisamente por cuestiones agrarias. Tal vez 2010 guarde algún evento histórico, aunque bien podría suceder antes??, razona Yadira Hidalgo, miembro del equipo de información alternativa Zapateando, de Xalapa. Más contundente es Carlos Aguirre, director de la revista Contrahistorias: ?Caminamos hacia una nueva revolución mexicana, sin duda alguna??.
Si echamos un vistazo a la historia, este panorama vertiginoso resulta extraño. A diferencia de los inestables países de Centro y Sudamérica, México vivió la mayor parte del siglo XX sin guerras internas, golpes de Estado o focos guerrilleros importantes. Hoy, a la ya consolidada autonomía zapatista en la tierra maya del sur se ha sumado otro hecho insólito: en Oaxaca, la población mantuvo la ciudad bajo su control durante meses.
Todos los activistas consultados rechazan esa supuesta ?estabilidad histórica? y coinciden en señalar al movimiento estudiantil de 1968 como el origen de los movimientos posteriores. Javier Sigüenza, miembro de la Cooperativa de Trabajo Hormiga, del Distrito Federal, comenta: ?No es que no hubiese antes en México esa situación de excepción característica de los movimientos latinoamericanos, sino que todo el movimiento social de los ?60 y ?70 es contenido a sangre y fuego. En ese sentido, la estabilidad institucional que aparentaba el Estado era más bien una estabilidad simulada, impuesta por un Gobierno autoritario, represor y asesino. En consecuencia, México no se está latinoamericanizando, sino que siempre ha tenido la misma situación de miseria e injusticia que todos los países de América Latina. Lo que lo hace diferente es que después de más de 70 años de la dictadura de un partido, el régimen está terriblemente desgastado y la situación es cada vez más incontenible??.
Aunque el monopolio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) acabó en 2000, su recambio, el Partido de Acción Nacional (PAN) con Vicente Fox a la cabeza, fue sólo una ?válvula de escape?? que en 2006 cumplió ?uno de los sexenios más desastrosos en la historia de México??, afirma Sigüenza. Rodeado de denuncias de fraude, en diciembre el PAN renovó su poder a través de Felipe Calderón, quien ?muy probablemente no terminará su período de gobierno??, augura Aguirre. Hidalgo señala que la ingobernabilidad llegará ?hasta donde la lleve el Estado??. ?La gente está cansada y hay quienes piensan que un cambio radical es mejor que dejar las cosas como están??, añade.
El papel de La Otra
En este contexto el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) lanza su Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en la que los insurgentes pasan de su énfasis en los derechos y autonomía indígena a una apuesta decidida por coordinar las luchas anticapitalistas y no electorales en todo México. La iniciativa, denominada ?La Otra Campaña?? en contraposición a la campaña electoral que entonces se llevaba a cabo, ha pasado ya su primera fase, en la que la Comisión Sexta con el Subcomandante Marcos al frente ha recorrido todo México para escuchar las voces de todos los que luchan. En este momento, La Otra Campaña vive una fase de definición que llevará en unos meses a la conformación del Programa Nacional de Lucha. Hasta el momento, la valoración es buena.
Sigüenza considera que ?hablar y escuchar es el principio básico para empezar a actuar??, aunque matiza que la represión en Atenco y Oaxaca hace necesario redefinir los objetivos a corto plazo y unir fuerzas junto al movimiento anti fraude y el oaxaqueño. Aguirre se muestra optimista: ?La Otra Campaña tiene ya presencia en todo el país, y tiende a crecer y a consolidarse??. Frente al previsible estallido mexicano, ¿qué puede aportar ese nuevo movimiento? El director de Contrahistorias explica: ?La pregunta que plantea La Otra Campaña es si repetiremos 1910 en el sentido de hacer una revolución violenta, caótica y con un enorme costo en destrucción material y de vidas humanas, o si seremos capaces de llevar a cabo esta revolución de una manera pacífica, civil y racional??.
Desde la Comisión Sexta avisan sobre ?una certeza: en poco tiempo se va a levantar otro viento: el mejor, el más digno, el más honesto y consecuente que se ha levantado en este país. Y lo que va a pasar no tiene precedentes en nuestra historia ni en la historia mundial??. Para comprobar si es cierto habrá que esperar a que el reloj marque la hora de México.
El PRD, la opción de la ?gobernabilidad??
El auge de los movimientos sociales en América Latina ha tenido como uno de sus resultados el acceso de partidos políticos no tradicionales a los puestos de gobierno. Aunque esto ha provocado cambios de mayor o menor alcance, no se ha sustituido el modelo político parlamentario ni el modelo económico capitalista.
En México, el partido al que mejor le vendría ese papel es el Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuya cantidad de votos ha subido muchísimo en los últimos años, tanto que no está claro si fue él el verdadero ganador de las elecciones de 2006, pues el recuento entre acusaciones de fraude lo dejó muy cerca del PAN. Actualmente predominan en la dirección del partido antiguos altos cuadros del PRI, alguno de los cuales incluso está acusado de asesinar perredistas antes de cambiar de chaqueta. El PRD hace hincapié en la defensa de ?los pobres??, pero ?no afectaría a los empresarios??, a los que durante la campaña su candidato Andrés Manuel López Obrador ofrecía sin cesar la ?gobernabilidad del país??. Desde la izquierda se le han criticado principalmente sus escasas diferencias con PRI y PAN cuando llegan a algún gobierno, así como su colaboración con esas fuerzas a la hora de aprobar medidas polémicas. El partido también ha perdido credibilidad por sus escándalos de corrupción. El más conocido fue el de los ?videoescándalos??, en 2004. Se trataba de diversos vídeos en los que aparecían recibiendo sobornos o apostando en casinos varios altos varios funcionarios del Gobierno de la capital, dirigido por López Obrador. A pesar de todo, el partido ha crecido gracias a la decadencia de sus rivales y del tirón de su candidato, por lo que podría llegar al poder en el futuro.
Aguirre analiza ese posible escenario: ?No es imposible pensar que, en una situación de crisis total, cuando renuncie o sea ?corrido? del poder Felipe Calderón, el PRD pudiera llegar efímeramente… pero sólo para repetir la decepción de Lula y Morales ahora en el caso de México… y propiciar un giro más a la izquierda??. Hidalgo y Sigüenza también se muestran escépticos. El segundo añade que, si alcanzan el poder, ?intentarán controlar a la izquierda??.