Donde mete la pata, deja amargura, el mismo que tiene la misión de divulgar el Evangelio, la buena noticia del hombre de Nazaret. Lean mis amig@s la noticia adjunta y juzguen con migo. No juzgamos personas, sino actitudes.
Es diabólico, y todo a causa de una ley tan cuestionada como es la del celibato obligatorio para los pastores en la Iglesia en la cual nos han insertado sin poder optar. El vaticano, luego de la visita a África por el papa Ratzinger, despoja a la Iglesia de África Central de dos obispos tan queridos y apreciados por el pueblo, los sacerdotes e incluso por obispos que a uno de ellos habían elegido como su presidente.
Nadie puede negar que en casos como estos se trata de un ejercicio de dominio de un hermano sobre los demás. ¿Qué significan para este imperio totalitario, fundamentalista y dogmático la vida y el mensaje de Jesús? No hay directivas más claras e históricamente más auténticas en los evangelios que aquellas que advierten contra esta actitud que podemos llamar anti-cristiana.
Veamos:
Mat, 20, 21-28: Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.
El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.
Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.
Mas entre vosotros no será así entre vosotros sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Compare también: Lc 22, 24-27).
En otro párrafo y dentro del contexto:
Mt 23, 2-12: Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:
En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.
Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.
Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Estas palabras no requieren una interpretación oficial e infalible. Se explican por si mismos y son reforzados por el mismo ejemplo de Jesús que de sí pudo decir: ?Yo estoy entre vosotros como uno que sirve?? (Mc 10,45). ?El hijo del hombre no vino para servirse, sino para servir?? (Luc 22,27). San pablo, no tan inmune del autoritarismo tenía, sin embargo presente lo que ha de ser un principio fundamental en la convivencia entre hermanos en la fe. Tranquiliza en una carta a los Corintios con las palabras:
?Nosotros (los apóstoles) no somos dueños de vuestra fe, sino servidores de nuestra alegría.(1 Cor 1,24)
¿Se puede esto concebir en nuestra Iglesia, de los Papas y su entorno incondiciona,l la curia Vaticana? Dejemos al lado la historia de la Iglesia con sus cruzadas, persecuciones de herejes, sus alianzas con el poder secular, las crueldades de la Inquisición etc.etc. y nos atengamos al presente. Si, según Jesús, el amor es la ley de los leyes, ¿cómo entender todo estos cánones restrictivos, jerarquizantes? Qué significan estos títulos altisonantes, estos tronos, báculos, mitras, capas y anillos? ¿Qué ?servidor de nuestra alegría?? condena, suspende, excomulga a hermanos por disentir con los dogmas y la moral oficial, nunca consultados en el Pueblo de Dios que es la Iglesia? ¿Estos acaso no son comportamientos de dominio? A Jesús, al cual estos señores dicen representar, nunca le ocurrió tratar a uno de sus seguidores de esta manera. San Pablo afirma expresamente a los creyentes la libertad de ?examinar todo y de atenerse a lo que cada uno considere lo bueno (1Tes. 5,21).
Aplicado a la noticia que nos llega de África Central (Archivo adjunto), constatamos con tristeza que desde el Vaticano se destituye a obispos aparentemente muy queridos no solamente por el pueblo, sino por muchos sacerdotes e incluso obispos. La razón: por tener mujer e hijos. ¡Qué horrible! ¿No verdad padres de familia? A causa del desacato a una ley humana, con sus fines de darle al clero una imagen que esté por encima de ser hijos de Dios, se perjudica la causa de Jesús: El relevo de buenos pastores. Estos obispos destituidos no vivían una doble moral. Eran hijos de sus pueblo, y este los conoce y los acepta. Para Jesús y, en consecuencia también para la Iglesia debe ser un imperativo: La ley debe servir al hombre, y no el hombre a la ley. Según San Pablo, en lo moral sin amor, nada tiene valor, tampoco la ley del celibato; y el amor no se impone.
Esta suspensión de los dos obispos de que trata el artículo adjunto, deja atrás amargura y decepción en medio del corazón de África. Un mal servicio a la Iglesia y peor a la causa de Jesús. La ley del celibato debe ser abolida cuanto antes. Repito cuantas veces se me da loa oportunidad parafraseando al teólogo Bernhard Häring: Que nadie en la Iglesia se atreve dictarle al Espíritu de Dios los canales y condiciones de cómo y en quienes ha de actuar con sus carismas que él reparte como a él le place. ¡Increíble! Excelencias, Eminencias y Santidades pretenden dominar hasta a Dios al vetar a hombres casados y a mujeres a realizarse en su vocación.