Enviado a la página web de Redes Cristianas
Es la gran noticia nacional e internacional para hacer quedar mal al gobierno de Venezuela. Dicen los periódicos y medios televisivos que salieron 1’500,000 venezolanos: una cifra que llama la atención. Saquemos cuentas con lo que pasó en Ecuador con el feriado bancario del principio del milenio por obra y gracia de Jamil Mahuad y de los banqueros como también de los asambleístas de derecha que decidieron que el Estado se hiciera cargo de las posibles bancarrotas: ¡una invitación a declararse ya en bancarrota!
Lo que hicieron. Por una parte, el Estado tuvo que devolver a los ecuatorianos perjudicados 7’000 millones de dólares que se sacaron de nuestros bolsillos: ¡el equivalente, en esa época, del presupuesto anual del Estado! Por otra parte ese mismo año, por la crisis provocada tuvieron que migrar 3 millones de ecuatorianos, o sea, la 1/4ª parte de la población. Hagamos una comparación con la migración venezolana. Actualmente en Venezuela la población es de 32 millones de habitantes. La cuarta parte representa 8 millones de personas: estamos lejos del millón y medio de migrantes sobre más de un año. Se entiende que no se puede aprobar ni justificar la migración forzada.
Se dice también que en Ecuador hay unos 250,000 venezolanos cuya mayoría vive en condiciones muy precarias… A lo mejor por ser nosotros un país dolarizado se les hizo creer que aquí éramos muy cerca del paraíso. De allí viene la dificultad de acogerlos con gran generosidad ya que el desempleo, la pérdida de puestos de trabajo y el aumento de la pobreza están a la orden del día. Y según se ve en la proforma presupuestaria de 2019, se está bajando las entregas a la salud, educación, alimentación y otros rubros sociales. Se ve eso en la percepción de los ecuatorianos de los cuales “59% temen perder su empleo” según un estudio de la Corporación Latinobarómetro.
Ahora hablemos de “los extranjeros en su propia tierra” como son los indígenas, los negros y los pobres en general, ya que 18 familias ecuatorianos poseen más de la 3/4ª parte de las riquezas del país. Los que eran y son en derecho los dueños del Ecuador, o sea, los indígenas, son actualmente en su mayoría los más pobres del país: ¡qué escándalo! Y la población negra viene después, descendientes de los 40 o 50 millones de esclavos traídos desde África: ¡otra vergüenza! porque tenemos una gran deuda con todos ellos.
Consciente o inconscientemente somos cómplices de tales injusticias: Ecuador, país de las grandes desigualdades en un sistema neoliberal que las está aumentado. ¡Ecuador, país ‘católico’, que no vivimos el compartir ni la igualdad! ¿Cuándo veremos obispos y nuncios sentados en las mesas de los pobres? Eso sí que sería una gran y buena noticia: ¡Hay Proaño, cuán lejos estás, indio en medio de los indios! Y tú, Jesús, nos vuelves a decir: “He tenido hambre y me dieron de comer, estaba encarcelado y me visitaron, era extranjeros y me acogieron… o no me dieron de comer, no me visitaron, no me acogieron…” porque el juicio final es ahora, en la realidad de hoy.