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El 16 de febrero hemos celebrado, conmemorado y festejado el 93 aniversario
del nacimiento del obispo, profeta y poeta Pedro Casaldáliga nacido en Cataluña y
fallecido en Brasil el 8 de agosto del año pasado. La mejor forma que tengo de celebrar
tan significativa efemérides es una reflexión sobre su persona y sus causas haciendo un
recorrido por el libro que le he dedicado: Pedro Casaldáliga. Larga caminada con los
pobres de la tierra (Editorial Herder, Barcelona, 2020).
He escrito el libro para mantener viva la memoria subversiva de la personalidad
y la vida evangélica y políticamente subversivas de Pedro Casaldáliga y ofrecer la teo-
poética de la liberación como alternativa al teísmo político instalado hoy en Brasil con
Bolsonaro en la modalidad de ?cristoneofascismo??. Es este un neologismo que he
creado, ha sido muy bien acogido en la teoría política y en las Teologías del Sur y ha
entrado en el debate político.
Al libro se accede por un ?Pórtico: Yo me atengo a la Justicia?? y a la
esperanza?? -palabras de uno de los poemas de Casaldáliga-, en el que explico el título:
?Larga caminada con los pobres de la tierra??. La palabra ?caminada?? significa el
proceso de las comunidades de base y de las luchas políticas en el caminar del pueblo
hacia su liberación. Pero ?caminar con?? no es liderar, ni protagonizar, sino acompañar a
las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas con las que Pedro vivió y
con-vivió más de medio siglo en el Mato Grosso (Brasil).
El protagonismo le corresponde al pueblo. Lo tenía muy claro y siempre se
presentó como acompañante en la caminada. La más importante para él y en la que
siempre participó fue la de las personas mártires, perseguidas y asesinadas por luchar
por justicia en aplicación de la octava bienaventuranza: ?Bienaventurados los que
trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5,10). El adjetivo
?larga?? expresa su permanencia ininterrumpida y sin desfallecer de 52 años al lado de
las mayorías populares y en lucha contra los fazendeiros. Tomo la expresión ?con los
pobres de la tierra?? de un verso del poeta cubano José Martí: ?con los pobres de la tierra
mi suerte yo quiero echar??, que el obispo-profeta del Mato Grosso puso en práctica de
manera ejemplar.
En el libro hago un detallado recurrido por el itinerario vital de Pedro, que
comienza con su compromiso con los sectores más vulnerables de las ciudades
españolas donde ejerció su trabajo socio-pastoral durante las décadas cincuenta y
sesenta del siglo pasado y continúa con la llegada con su compañero Manuel Luzón en
1968 al Mato Grosso (Brasil), una tierra sin ley, en la que el derecho era el del más
fuerte ?o del más bruto?? y donde ?nacer, morir, matar eran los derechos básicos??. Fue
un viaje sin retorno -nunca volvió a España, ni cuando falleció su madre- y dando un
salto en el vacío del otro mundo.
Llegó en plena dictadura a la que fustigó con severas denuncias y actuaciones
proféticas en defensa de los derechos humanos y del derecho a la tierra de las personas y
colectivos humanos a quienes se les negaban sistemáticamente. Tal actitud de desafío
político y económico provocó constantes amenazas de expulsión del país por parte de la
dictadura y de muerte por parte de los fazendeiros. Allí se encarnó y se identificó con
las causas de los pobres, que, por muy difíciles que fueran, nunca dio por perdidas. No
cambió de lugar social durante cincuenta y dos años hasta su muerte el 8 de agosto de
2020.
Des-colonziador y des-evangeliador
En la personalidad de Casaldáliga convivieron dimensiones difícilmente
armonizables en una sola persona, pero que él consiguió unir de manera auténtica y
coherente. Son las que desarrollo en el libro siguiendo su itinerario vital y que a
continuación resumo.
Pedro fue una persona creyente en el Dios de la vida, Padre y Madre, ?que en el
vientre de María se hizo hombre y en el taller de José se hizo clase??, como afirma en el
poema que abre el libro Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual, ilustrado por su
entrañable amigo y colaborador Mino Cerezo Barredo. Pero no un creyente
fundamentalista, sino interreligioso, macro-ecuménico, en el ?Dios de todos los
nombres??, expresión con la que se dirige a él en la Misa de los Quilombos. Tradujo su
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fe no a través de prácticas rituales desvinculadas de la vida, sino en el seguimiento de
Jesús de Nazaret ?pro-siguiendo?? su causa liberadora.
Casaldáliga fue un des-colonizador de los colonialismos de ayer desde la
conquista violenta del territorio de los pueblos originarios de Abya-Yala, así como de
los neocolonialismos de hoy causados por la globalización neoliberal e impuestos a
dichos pueblos a través de la apropiación de sus territorios, del extractivismo y del
modelo de desarrollo científico técnico de la modernidad. Inseparable de su
compromiso descolonizador fue su papel de des-evangelizador de la primera
evangelización hecha con la cruz y la espada en alianza sacrificial, y de evangelizador
?con solo sandalias y Evangelio??, poniendo en práctica las instrucciones de Jesús a sus
seguidores y seguidoras: ?No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni
alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón??. (Mt 10,10). ?l mismo
describe esa forma de vida caracterizada por el desprendimiento en el poema ?Pobreza
evangélica?? del libro Clamor elemental:
?No tener nada./ No llevar nada./ No poder nada./ No pedir nada./ Y, de pasada,
no matar nada./No callar nada./ Solamente el Evangelio, como una faca afilada./ Y el
llanto y la risa en la mirada./ Y la mano extendida y apretada./ Y la vida, a caballo, dada
/ y este sol y estos ríos/ y esta tierra comprada/ para testigos de la Revolución ya
estallada./ Y mais nada??.