Evaristo Villar, en representación de Redes Cristianas, en Tele 5 -- Anxo Ferreiro

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El sábado pasado en el programa variopinto de La Noria de tele cinco, entre la ?ex?? del asimismo ?ex?? de Marbella, presentó el tema de la Memoria Histórica y la retirada de los crucifijos de las escuelas públicas en Valladolid y otros lugares. Para tratar este asunto estaba, Evaristo Villar, acompañado de María Antonia Iglesias y Eric Sopena.

Ante las palabras del cardenal Rouco que había aconsejado pasar página, Evaristo, que aprovechó muy bien los pocos minutos que le tocaron, dejó bien claro que él en las iglesias sólo había visto durante muchos años el listado honrando sólo a las víctimas de un bando; y durante muchos años han permanecido en el silencio e ignorancia de su paradero pretendiendo conseguir el olvido más absoluto las víctimas del otro bando. Que aquí había habido una guerra fratricida y que había que honrar y resarcir aunque ya tarde a todas las víctimas de esta horrorosa desgracia en que nos ha metido la Guerra Civil.

Si el señor cardenal recomienda que ?a veces es necesario saber olvidar??, ¿por qué no dejan la programación de las beatificaciones de una parte y no incluyen los eclesiásticos, vascos en su mayoría, aunque también los hubo por otras partes de España, asesinados por las huestes de Franco?. Y ante las aportaciones presentadas en video honrando la memoria de Franco y manifestando con acritud la ?cristofobia??, Evaristo dice que en España no hay cristofobia sino más bien eclesiofobia. Y dado que el programa con tantos contertulios (seis) y tan poco tiempo, sería un tercio del tiempo concedido a la ?ex??, Evaristo, María Antonia y Eric lo han aprovechado muy bien.

A las manifestaciones del cura que con voz sonora y firme en el video manifestaba que él tenía que agradecer a Franco tanto bien que hizo a la Iglesia católica, tendríamos que replicarle que si la rebelión de Franco y sus 33 colaboradores inmediatos que iniciaron la Guerra Civil, sino la mayor una de las mayores desgracias que ha sufrido España en toda su historia, luego ha mantenido un régimen fascista dictatorial que supuso represión carcelaria y crímenes durante los años de la dictadura con la bendición y colaboración de la Iglesia jerárquica. Si esto fue un gran beneficio para la Iglesia, usted no sabe lo que es la Iglesia de Jesucristo,

Y digo colaboración de la Iglesia, porque además del apoyo a Franco de todo el episcopado español durante la guerra y la dictadura, voy a dar dos ejemplos, que son algo más que apoyo:
El cura Marino Ayerra en su libro ?No me avergoncé del Evangelio (desde mi parroquia), en el que está fundada la película La Buena Nueva de Helena Taberna nos dice que Sanesteban, dueño de una sastrería eclesiástica, y requeté fanático, le confesaba a Ayerra que estaba a estallar la rebelión y que España iba a salvarse, y que el obispos de Zamora , Manuel Arce Ochotorena, le hacía el siguiente pedido: ?Bueno, si en lugar de sotanas me envías fusiles ¡mejor que mejor!. Ya me entiendes??.

El obispo de Ourense, Florencio Cerviño González, donde no hubo guerra, sino sólo represión y carne de cañón para el frente franquista, dice en su BO de 1939, animando a esa represión con su doctrina ¡que exégesis, Dios mío! ?…Al miembro inerte y sin movimiento hay que cortarlo. A los tibios, leemos en el Apocalipsis, arroja Jesucristo del corazón, a la manera que el estómago sano arroja en repugnante vómito la comida que no digiere. Y es también revelación divina que la verdadera santidad, en cualquier grado que sea no se consigue sin violencia….El árbol que lleva fruto procede cortarlo y arrojarlo al fuego??… Os exhortamos a todo los orensanos que no militen en el comunismo o herejías similares: a confesar y a comulgar..??. Como acostumbramos a decir ¡ver para creer!

Agradecemos, a Evaristo y a María Antonia y a Eric su participación en una mesa donde se trata un tema nada cómodo, porque hay heridas todavía sin curar, y en el que todavía la Iglesia no colabora, pidiéndonos olvidar en vez de pedir perdón y dejar las beatificaciones, ayudar a reparar cuanta ignominia se hayan cometido, agradecer a los historiadores porque nos descubran toda la verdad, facilitar los archivos, promover celebraciones de reconciliación. Esta sí que debe ser la misión primordial de nuestra Iglesia.

Anxo Ferreiro Currás