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Publicado por El País , 23-06-2025.
Netanyahu siempre ha deseado una guerra con Irán , y finalmente la consiguió. Una guerra en los términos apocalípticos a los que su retórica bíblica ha acostumbrado a los israelíes y, desde el genocidio de Gaza , al mundo entero. Solo necesitaba la intervención directa de Estados Unidos, y la consiguió. El mundo actual está al borde del abismo porque Netanyahu necesita el abismo para sobrevivir políticamente.
El primer ministro israelí lleva 20 años ansiando una guerra con Irán , casi todo el tiempo que lleva en el cargo. Mientras tanto, ha aprovechado la oportunidad para promover el exterminio del pueblo palestino ; porque lo que ocurre en Gaza , ahora está más claro, no es una guerra sino un genocidio. Tampoco lo son los ataques a países soberanos ocurridos el año pasado ( Líbano , Yemen , Siria) .
Por eso Netanyahu necesitaba esta guerra ahora. Para su propia supervivencia y en línea con la lógica supremacista que ahora es hegemónica en Israel : una guerra le da más tiempo en el poder, legalmente rodeado como está dentro y fuera de su país. Lo que no es tan obvio es que Trump necesitara esto. Y ciertamente no es una guerra en interés de Israel ni de Estados Unidos .
Trump se equivoca. Al igual que en tantas de sus otras políticas. Pero esta vez no solo por la ilegalidad o injusticia subyacente al ataque a Irán , sino porque amenaza los intereses de la clase política y económica que lo apoya en la presidencia. Dentro del Partido Republicano , poco abierto a las voces críticas, esta vez se han expresado públicamente diferencias, pero en vano. Trump quería su ataque.
La unión de dos líderes irresponsables, Netanyahu y Trump, es un peligro. Han secuestrado sus países y ahora, en su deriva autoritaria y belicista, están a un paso de aniquilar todo lo que se interponga en su camino. A juzgar por las tibias respuestas de los líderes occidentales, el derecho internacional acabará siendo una reliquia para el consumo de una ONU demente .
La respuesta de Irán , por muy mesurada que sea, ya sea por debilidad o por interés propio, afectará irrevocablemente la sólida inestabilidad regional que se ha ido acumulando durante el último cuarto de siglo. La sucesión de levantamientos y movimientos de protesta en los países árabes e Irán no ha logrado desmantelar la estructura de subordinación en la que viven sus pueblos.
Sin embargo, la expansión de esta guerra podría hacerlo. O al menos alterar el supuesto equilibrio.
Los pueblos de la región están exhaustos tras décadas de represión y violencia de diversos grados. Pero esta guerra es nueva en muchos sentidos. Netanyahu no ha olvidado que Arabia Saudita se está alejando de su órbita, estrechando lazos con Irán e imponiendo la creación del Estado de Palestina como condición para retomar la senda de los Acuerdos de Abraham .
Los países del Golfo, donde Estados Unidos ha establecido bases militares, se verán implicados en la respuesta iraní; también lo estarán Irak y Siria, con tropas estadounidenses sobre el terreno. Y todos estos regímenes tendrán que tomar una decisión, algo que han evitado debido a su papel en la geopolítica del petróleo y el conflicto.
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Luz Gómez es profesora de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Su libro más reciente es Palestina: Heredando el Futuro (Catarata, 2024).