Comunicado de Redes Cristianas en Navarra

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Navidad, señal y horizonte de Esperanza

Cada año, al acercarse las fechas de Navidad, un grupo de personas,  cristianos y comunidades de base de varias localidades de Navarra, nos reunimos con alegría en medio de tantos problemas,  para preparar  esta fiesta que nos motiva a construir paz y justicia y a dar, modestamente pero con convicción,  razón de nuestra esperanza.

Vivimos un momento histórico enteramente nuevo, un cambio de época donde muchas evidencias se han evaporado. Se han venido abajo las certezas  ilustradas que respondían a las tres preguntas vitales de Kant: ¿Qué podemos conocer? ¿qué debemos hacer? ¿qué nos cabe esperar?  La ciencia actual prefiere hablar de probabilidades que de leyes seguras, la ética diluye sus normas universales en acuerdos pragmáticos coyunturales, y la esperanza, que viajaba en el barco de un progreso ascendente, ha encallado.

Además, tenemos la sensación de que el tiempo y la sociedad han acelerado su ritmo y avanzan de manera tan  vertiginosa que, a veces, no podemos acompasarnos a la velocidad con que se suceden los acontecimientos, los hallazgos de la ciencia y sus aplicaciones.  Hay fascinación por pantallas digitales que nos roban constantemente el tiempo y una comunicación de verdadera calidad. Basta con asomarse a cualquier conflicto bélico actual con drones de última generación para concluir que no todo avance técnico es necesariamente progreso humanizador. A menudo nos preguntamos: ¿Hacia dónde vamos? Y también: ¿Quién gobierna esta marcha desbocada?

Necesitamos  la esperanza para vivir, y reivindicamos para ello la política y la utopía. Porque nos parece que la organización del presente sin el horizonte último de un proyecto de bien común, preciso y concreto, se queda chata y no humaniza. Pero, además, creemos que nuestra esperanza  irrenunciable de un mundo distinto y transformado, es, a la vez, un ?todavía no?? y un ?ahora??, una promesa y también una tarea de presente en la que tenemos que implicarnos.

Síntomas graves de la situación política actual son el grado de corrupción de algunas personas e instituciones, el sometimiento a los dictados de las corporaciones multinacionales y financieras, la guerra activa en más de 40 zonas del planeta, el recurso constante a las armas y a las violencias de todo género y raíz, las nuevas formas de colonialismo y de terrorismo, y el mal trato a la madre Tierra.

Miramos con preocupación las manifestaciones de extremismo que pretenden justificarse en la religión. Porque tenemos una doble convicción. La primera es que es precisa una cultura crítica de la religión y la garantía y práctica en todo el mundo de la libertad de conciencia, la democracia, y la igualdad de hombres y mujeres, en un clima de respeto y tolerancia a la amplia diversidad de visiones del mundo. La segunda que las crisis globales que atraviesa el mundo tienen mucho que ver con la crisis espiritual que afecta a la humanidad entera.

Asistimos más a gestos críticos, que a programas renovados de acción. Pero, nacidas de la organización ciudadana, se avistan algunas luces. El germen de lo nuevo parece vislumbrarse en ciertas ?anomalías?? actuales que pueden convertirse en fuente de posibilidades sociales de futuro: Cooperativas y grupos de consumo ecológico de productos de temporada provenientes de la actividad agrícola local, modelos de financiación colectiva o micromecenazgo,  plataformas de afectados por hipotecas, objeción fiscal al gasto militar, movimientos  por un ritmo de vida más lento, iniciativas de acogida a inmigrantes, banca ética, cooperación internacional. Estas anomalías sociales  son pequeñas grietas que agujerean el  muro del  fatalismo.

La lucha por la desaparición de las leyes de extranjería, la oposición al Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) que pretende la globalización del capitalismo y el recorte de derechos, la amistad con los empobrecidos y el acercamiento a su realidad, son anomalías anunciadoras de algo nuevo.

También lo es una nueva idea y praxis de la política, que pasa por mezclar nuestras actuaciones públicas y domésticas y aunar, en un sentido transformador, el trabajo por la  justicia con el cuidado de las personas.

Los Magos de Oriente siguieron una estrella que anunciaba salvación. Ahora solo parece haber una estrella a la que mirar, que es el mercado reluciente de atractivos en el firmamento de la economía. La mundialización de la economía y de las fianzas está produciendo una dictadura del mercado global que atenta directamente contra las estructuras sociales, culturales, solidarias e igualitarias que habíamos ido forjando.

Necesitamos horizontes de futuro. El papa Francisco ha denunciado en su exhortación ?Evangelii Gaudium?? la actual situación: ?Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida.?? Las inminentes elecciones son buena ocasión para favorecer un cambio alternativo  al neocapitalismo. No hacerlo nos convertiría en cómplices de esta situación.

Jesús de Nazaret nos marca un estilo de vida con horizontes de esperanza: Devolver  la vista a los ciegos y la libertad a los cautivos y oprimidos.  Esa es la clave de la alegría y la esperanza que nos renueva cada año la celebración de su nacimiento.  ¡Feliz Navidad!  Itxaropena denontzat!  

                                       Pamplona y Tudela 17 de diciembre de 2015

COMUNICADO FIRMADO POR 116 PERSONAS PERTENCIENTES A CRISTIANOS Y COMUNIDADES DE BASE DE NAVARRA,