«No necesitamos palabras bellas sino un cambio de dirección»Pide que los curas abusadores sean incapacitados pastoralmente.
‘Somos Iglesia’ alemana
El movimiento católico secular «Wir sind Kirche» («Nosotros somos la Iglesia») criticó hoy que la disculpa «leída» por el presidente de la Conferencia Episcopal alemana (DBK), Robert Zollitsch, a las víctimas de abusos sexuales practicados por sacerdotes en este país «no es suficiente».
«Una disculpa leída de un papel resulta desalmada. No necesitamos palabras bellas sino un cambio de dirección», afirmó el portavoz de la organización, Christian Weisner.
En la inauguración de la asamblea general de la DBK de primavera, Zollitsch se disculpó este lunes por los «repugnantes» abusos sexuales a menores practicados en las décadas de los años 70 y 80 y que están saliendo a la luz ahora en Alemania.
«Me disculpo ante todos los que han sido víctimas de esos crímenes», afirmó y aseguró que los abusos sexuales a menores «son un crimen repugnante» que, en el caso de la Iglesia, «es particularmente grave» dado que los «niños y jóvenes tienen una confianza especial en su sacerdote».
Zollitsch reclamó una «amplia aclaración» de los casos de abusos que, según varios medios alemanes, ya suman las 120 víctimas, atendiendo a los datos recopilados en las últimas semanas por la Fiscalía alemana.
Según el presidente de la DBK, el escándalo «tendrá consecuencias» dentro de la Iglesia y abogó para que se mejore la prevención de esos delitos.
La fundadora de «Wir sind Kirche», Annegret Laakmann, aseguró hoy que desde que se descubrió el escándalo cerca de 300 víctimas se han dirigido a diferentes entidades eclesiásticas para denunciar los hechos y señaló que debe partirse de la base de que hay unos 150 sacerdotes involucrados en los abusos a menores.
«Nuestra experiencia demuestra que las víctimas sólo encuentran las fuerzas para hablar de los abusos tras la muerte del culpable», explicó.
«Wir sind Kirche» reclama la creación de una oficina federal para la defensa de las víctimas a la que puedan dirigirse los afectados, así como la reforma de la formación sacerdotal y una colaboración más estrecha con la Fiscalía.
Para esa organización es primordial que los sacerdotes que hayan cometido los abusos sean incapacitados para la labor pastoral.
El escándalo se desató cuando el padre Klaus Mertes, rector del la escuela de elite Canisius de Berlín, regida por la Orden de los Jesuitas, hizo público en enero pasado abusos perpetrados en el colegio décadas atrás.
Después de que Mertes sacara a la luz casos que durante años habían permanecido en secreto empezaron a aparecer otras víctimas de abusos, no sólo en el Canisius sino también en otros colegios de jesuitas, en Bonn y en la Selva Negra.
Según medios alemanes, también en el monasterio de Ettal (sur de Alemania) de la orden benedictina se registraron casos de abusos a menores entre 1950 y 1990. (RD/Efe)