No apartaré la mirada.
No importa lo horrible que sea, no apartaré la
mirada.
No importa cuántos niños vea muertos y heridos de las formas más espantosas imaginables, no apartaré la mirada.
No importa cuánto sufrimiento humano vea al mantener mi mirada en Gaza, no apartaré la mirada.
No importa cuántas pesadillas tenga, no apartaré la mirada.
No importa cuántas lágrimas derrame, no apartaré la mirada.
No importa cuántas razones se le ocurran a los
propagandistas y manipuladores para que mire hacia otra parte, no apartaré la mirada.
No importa cuántos insultos y acusaciones me acribillen por negarme a apartar la mirada, no apartaré la mirada.
No importa lo fácil que sea mirar hacia otro lado, no
lo haré.
No apartaré la mirada.
No me distraeré. No me perderé en el estupor sedado del escapismo. No haré lo mejor que pueda para fingir que todo es normal y que la vida básicamente está bien.
Es una oferta insignificante, en realidad. Casi nada.
Pero es todo lo que tengo para ofrecer: este voto
simple y sagrado de honrar a las víctimas
negándome a apartar la vista de lo que se les está
infligiendo. Estar aquí para ello, en la mayor medida
posible.
El pueblo de Gaza está sufriendo mucho más de lo
que yo he sufrido jamás, y probablemente mucho
más de lo que yo sufriré jamás. Pero, a mi manera,
escasa y totalmente insuficiente, puedo intentar
asegurarme de que no sufran por sí solos.
En la medida de la mirada de una persona, la
atención de una persona, la reverencia de una
persona, puedo asegurar que el mundo no les ha
dado la espalda. Puedo asegurar que, en esa
medida, no se olviden.
De esa manera, incluso si mis otros esfuerzos
fracasan, si todos nuestros esfuerzos colectivos
fracasan, si el activismo se queda corto, si no
logramos abrir los ojos lo suficiente y aplicar
suficiente presión en los lugares necesarios,
entonces al menos sus muertes, sus pérdidas y su
angustia, no habrán pasado desapercibidos. No
apreciados. Invalorables. Inconfirmados por
testimonios.
No apartaré la mirada porque estas vidas importan
y tengo el deber de honrarlas.
No apartaré la mirada, porque eso sería darles a
esos cabrones lo que quieren.
No apartaré la mirada, porque incluso en mi
impotencia para ayudar, todavía tengo el poder de
dar testimonio.
No apartaré la mirada, por la misma razón que
cuando mis padres estén muriendo, les tomaré la
mano y me quedaré junto a su cama hasta que se
hayan ido.
Incluso si no podemos detener esto, al menos
podemos darles nuestra visión.
Al menos les debemos eso.
——————–
«No apartaré mi mirada»
Caitlin Johnstone