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FRACASO ESCOLAR, ¿QUIÉN FRACASA REALMENTE? Aida Sánchez

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Canal Solidario

¿En qué medida está el fracaso escolar relacionado con la exclusión social? ¿Tiene que ver la etnia o el rango socioeconómico con las malas notas? Los expertos advierten: el mapa del fracaso escolar coincide con el de la pobreza. El fracaso escolar no es solamente un problema educativo, sino también social. Dentro del Año Internacional por la Igualdad de Oportunidades, que se celebra en 2007, diversas iniciativas, como la Conferencia Internacional sobre Igualdad de Oportunidades y Retos en la Educación, celebrada recientemente en Alemania, se han puesto en marcha para tratar de dar respuesta a un problema que nos afecta y que no nos resulta ajeno. España se encuentra en los primeros puestos en cuanto a datos de absentismo, abandono y repeticiones de curso en las escuelas y los mayores afectados por estas cifras negativas son los niños y las niñas pertenecientes a minorías.

Aunque el fracaso escolar puede afectar a cualquiera, lo cierto es que el abandono de los libros y los resultados negativos en la educación inciden especialmente en las etnias que sufren exclusión y se ceban con los escolares de determinados rangos socioeconómicos, sobre todo los más bajos, tal como apuntan los recientes informes elaborados por la UNESCO , la OEI ,y el MEC.Y es que tal como explican psicólogos y especialistas en educación, el medio familiar en que nace y crece un niño determina unas características económicas y culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo.

Los expertos coinciden en asegurar que pertenecer a familias monoparentales, inmigrantes o de bajo rango económico son las nuevas variables presentes en el abandono escolar prematuro. Según expone un grupo de profesores del Instituto de Estudios Educativos y Sociales, en un documento presentado en Potsdam (Alemania) en el marco de la conferencia internacional ‘Equality in Educational Opportunities-a Challenge for Education Law and Education Policy in Europe’, celebrada este mes de mayo, el nivel de estudios y la situación laboral de la familia, los recursos educativos disponibles, el clima de estudio del hogar y el seguimiento que padres, madres y escuela prestan al alumno son otras de las variables que afectan a los estudiantes en riesgo de fracaso escolar.

¿Quién fracasa realmente?

Tal y como explica Rosa María Rodríguez Izquierdo, profesora de la Universidad Pablo Olavide, en su estudio ‘Éxito y fracaso escolar en contextos socioculturales interculturales’, evidentemente, el inferior rendimiento de los niños y niñas de grupos minoritarios no se debe a su pertenencia a una u otra etnia en particular, sino al ajuste cultural y/o lingüístico que tienen que realizar para adaptarse al sistema escolar y a otros obstáculos como determinadas actitudes del profesorado, de la comunidad escolar o a los contenidos de los libros de texto que les discriminan y les impiden la plena integración en el ambiente escolar.

Rodríguez Izquierdo valora, además, negativamente que los colectivos minoritarios se vean mayoritariamente escolarizados en centros y en contextos socioculturalmente desaventajados, donde abundan el fracaso escolar y los conflictos socioafectivos.

Comunidad gitana

El tópico de los malos resultados en la educación ha perseguido durante décadas a la comunidad gitana. Hasta hace pocos años la propia cultura gitana estaba muy ligada a creencias como la que consideraba que el mejor lugar para educar a los hijos pequeños era el hogar, pero hoy está concepción está cambiando y, según datos ofrecidos por la Fundación Secretariado Gitano, en los últimos años se ha dado un significativo avance en la escolarización de los niños de esta etnia.

El estudio, llevado a cabo en colaboración con el Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE) del Ministerio de Educación y Cultura, UNICEF y Caja Sur, revela que se ha incrementando el nivel de concienciación de los padres en el proceso educativo de sus hijos. Hace veinte años la asistencia regular de niños gitanos a la escuela era de tan sólo un 30 ó 40 por ciento, mientras que en la actualidad la escolarización en España alcanza porcentajes muy altos, casi al 100 por ciento de esta población.

A pesar de todo, todavía se encuentran diferencias tanto en la recepción de las escuelas, como en la respuesta de las familias gitanas, que se traduce en un elevado nivel del fracaso escolar. Tal y como explica Francisco Escudero, coordinador de la Asociación Gitana de Castellón, «Los niños gitanos ya tienen muy claro lo de ir al colegio, aunque no lo tienen tan claro a la hora de estudiar para obtener un título”.

Luchar contra la exclusión para combatir el fracaso

Un estudio realizado por el ex secretario de Estado de Educación y catedrático de Psicología Evolutiva de la UNED, Alvaro Marchesi, destaca la importancia de cuidar el bienestar emocional de los alumnos como medida preventiva. Para el catedrático, la lucha contra el naufragio en la escuela supone la puesta en marcha de programas globales e integrados que tengan en cuenta las dimensiones sociales, familiares y educativas de los alumnos, pero también propone una serie de medidas sencillas para mejorar el nivel de rendimiento académico de los estudiantes, como dedicar una hora diaria de lectura en el aula, abrir las bibliotecas de los centros por las tardes, y reforzar el aprendizaje en grupos pequeños para los alumnos que se retrasan.

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