Su venida sorprende por lo poco espectacular, por las condiciones de pobreza y humildad que resalta el evangelio de Lucas cuando relata el nacimiento en Belén.No hubo lugar en los hoteles de lujo. El contexto evocado es el de los pastores, que eran los últimos, los que no son nada, el “pobrerío”.
Las fiestas de la venida de Dios no solo se refieren al nacimiento de Jesús, en la pobreza, hace dos mil años. Nos enseñan que también hoy viene Dios. Y su camino no será diferente del de antes: también hoy viene en pobreza y sin espectacularidad.
Viene ahí donde las familias campesinas, como la de Jesús, son desalojadas y perseguidas. El Belén de hoy estaría en la cuenca del Polochic. Y en los latifundios donde en lugar de comida se cultiva palma africana para producir etanol.Y en la zona minera en San Marcos. Y en los lugares destruidos por desastres naturales y sociales. Y en los barrancos que rodean la ciudad capital. Y en las rutas por donde avanza con dificultad la gente que emigra…
Queremos dejarnos sorprender por su visita, darle la bienvenida y recibir la alegría que nos trae: una alegría no reservada para una élite, sino para todo el pueblo.
Junto con nuestro afectuoso saludo navideño, les enviamos nuestros sinceros deseos paraque duranteel año 2012 la lucecita de Belénencienda en sus corazones aquella alegría que no se acaba.
VOCES DEL TIEMPO,
Revista de Religión y sociedad
Guatemala