¿EN LA HUELLA DEL BUEN PASTOR?. Franz Wieser (Perú)

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Foro Diamantino García

Ser maestro en las condiciones en que se encuentra el país, con sueldos miserables y aulas copadas con tantos niños que llegan de hogares con tantos problemas económicos y familiares, es un reto sobrehumano. Merecerían todo el aliento por parte de la sociedad, de las instituciones, del Estado y, ante todo por parte de buenos pastores.
Sin embargo, vemos a un Cardenal, un pastor bien asalariado, ornamentado con pesados indumentos y tremenda mitra, moralizando y adoctrinando a los profesores desde la altura del estrado de la catedral, como flotado de la altura del templo. ¡Que contraste con el hombre de Nazaret, ?camino, verdad y vida?? para todo creyente, y modelo del ?buen pastor??!
¿En la huella del buen pastor?

Ser maestro en las condiciones en que se encuentra el país, con sueldos miserables y aulas copadas con tantos niños que llegan de hogares con tantos problemas económicos y familiares, es un reto sobrehumano. Merecerían todo el aliento por parte de la sociedad, de las instituciones, del Estado y, ante todo por parte de buenos pastores.
Sin embargo, vemos a un Cardenal, un pastor bien asalariado, ornamentado con pesados indumentos y tremenda mitra, moralizando y adoctrinando a los profesores desde la altura del estrado de la catedral, como flotado de la altura del templo. ¡Que contraste con el hombre de Nazaret, ?camino, verdad y vida?? para todo creyente, y modelo del ?buen pastor??!

El buen pastor va delante de su grey, comparte sus problemas, anima a los decaídos, conoce a cada uno con su nombre, y las ?ovejas?? le siguen libremente, sin la mínima presión, porqué es uno de los suyos compartiendo en el mismo nivel sus problemas. Duro era con los fariseos y sacerdotes que se creían perfectos, vestían largas sotanas, exhibían su supuesta piedad en el público, atemorizaron y marginaron a los que no se sometieron a sus normas morales, sus tradiciones, a su disciplina.

No, mis amados colegas. En el espíritu de Jesús, del Evangelio, me atrevo decirles. No se dejen desanimar por falsos pastores. Cuídense de ellos. Es cierto que nuestro ejemplo, más que nada, nuestro amor a los niños, es primordial en la educación. Pero que no nos den lecciones de educación quienes viven en palacios, ocupan tronos y pretenden guiar a los fieles desde el limbo de excelencias, eminencias o cuantos más títulos exhiben. Porque el amor se hace carne, es humano, se ubica en medio del mundo, no se da de padre, ni de jefe y, ni siquiera como maestro (Mt 23, 8-11 ), sino como sirviente. Esta es la lección que Jesús dio a sus discípulos. ¡Así que: médico, cúrate a ti mismo!