Entre Juan Carlos I y Cañizares, ninguna duda: ¡Viva el Rey!
Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG en la Ejecutiva del PSOE, mantiene vivos sus reflejos y encendida su lucidez. Ha puesto el dedo en la llaga respecto a la campaña antimonárquica que viene promoviendo la extrema derecha eclesiástica, y sus alrededores, a través de la COPE.
Con el agravante, típicamente farisaico, de que uno de los más poderosos jefes de los monseñores, Antonio Cañizares –más conocido últimamente por el cardenal de la capa ultra- ha exhibido su portentosa capacidad para el cinismo y ha pedido a los fieles, desde la catedral de Cuenca, que recen “en estos momentos por nuestros reyes, por Su Majestad el Rey que tan mal está siendo tratado, que tantas injurias está recibiendo (…) y que crean división y enfrentamiento.”
Zerolo y el vicepresidente de los obispos
Zerolo se ha dirigido a Cañizares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, y le ha recordado que él sí “podría contribuir a crear un clima de respeto a las instituciones del Estado controlando su emisora”. “Desde la radio de los obispos se desprecia constantemente a las instituciones del Estado, incluida la Corona,” ha puntualizado este dirigente del PSOE.
Voceros de la caverna
¡Es Zerolo, ya se sabe, dirán la cerril clerigalla y los voceros de la caverna! Pero no sólo es Zerolo. Leído en el diario ABC de ayer domingo. La “campaña de acoso y derribo contra la monarquía” está dirigida en buena parte “desde los micrófonos de la cadena COPE, propiedad de la Conferencia Episcopal”. Participan, ahora mismo, jóvenes airados del independentismo catalán -lamentablemente partidarios del fuego como purificador- y pacíficos ciudadanos de la localidad de Humilladero, en la provincia de Málaga, entre otros sectores de la sociedad española, con los que se puede coincidir o no en sus aspiraciones favorables al advenimiento de la III República.
La muy taimada
Pero una cosa son los republicanos, más o menos radicales, que tienen todo el derecho a expresar sus convicciones o sus ensueños, y otra muy distinta la jerarquía de la Iglesia católica que por la mañana bombardea radiofónicamente La Zarzuela y por la noche -la muy taimada- predica la conveniencia de que se eleven preces para que el Altísimo tenga a bien preservar la continuidad del Rey de España. Lo de los obispos –que no atreverían a mantener la COPE como está, subida al monte, si recibieran instrucciones en sentido contrario del jefe del Estado del Vaticano y Sumo Pontífice de la religión católica- empieza a pasar de castaño oscuro.
El franquismo
Al periódico madrileño de Vocento, el ABC –tradicionalmente monárquico-, le provoca “bochorno, perplejidad y la mayor severidad posible” las incursiones de la emisora confesional en el territorio del Rey. Añade el diario mencionado que no debe silenciarse el protagonismo, en el asalto a la monarquía, de personajes que “no perdonan a la Corona el desmantelamiento del franquismo con el que esa derecha mantenía una situación privilegiada”.
Agitadores o demagogos
¿Estamos ante una Iglesia en manos de prelados que alardean a menudo de que su reino no es de este mundo o estamos en manos de agitadores o demagogos del radicalismo conservador, disfrazados con ridículos ornamentos sagrados, que se dedican a ir convirtiendo sus templos en sedes fácticas del Partido Popular, versión Rajoy, Acebes, Zaplana y, en la sombra, Aznar?
Católico connotado
Cuando el Papa Juan Pablo II abogaba -con encomiable empeño e insistencia- por condenar los proyectos bélicos de Bush, Blair y Aznar con el fin de invadir Irak -además al margen de la legalidad internacional- el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, miembro de la Prelatura del Opus Dei, sacó pecho y discrepó abiertamente de la doctrina de Wojtyla. ¿Alguien recuerda, en cualquier otro ámbito, alguna escena similar protagonizada por un católico tan connotado como Trillo?
Praxis democrática
Con la Iglesia hemos topado, amigo Borbón. Eso quiere decir, claramente, que Juan Carlos I lo está haciendo, desde la lógica de una monarquía parlamentaria, muy bien. Mediten los jóvenes airados. Antes de quemar fotos del Rey, ¿por qué no prueban con quemar las fotos de Rouco Varela o Cañizares y su inacabable capa? Al Rey lo nombró, en efecto, Franco. Pero fue revalidado por la Constitución y por su praxis democrática, más que demostrada el 23-F. Aquella tenebrosa noche estaban los obispos de la época reunidos en su Conferencia Episcopal. Callaron como muertos. No condenaron el golpe. Una vez éste hubo fracasado, los pastores de la Iglesia católica se sumaron al cortejo. Hoy bendicen la COPE. Entre el Rey y Cañizares, ninguna duda. ¡Viva el Rey!