Arsenio (450)
Justa y Rufina, mártires (287)
Solemos dividir y “organizar” la sociedad con criterios no pocas veces dialécticos: buenos y malos deben estar separados y colocados en bandos opuestos. Esta práctica de dividir entre buenos y malos, era aceptada por muchos grupos en el tiempo de Jesús por diversos grupos religiosos (fariseos y esenios), así como por los grupos económicos y políticos (herodianos, saduceos y zelotes), pues todos ellos veían como opositores a quienes no pensaban, creían u opinaban como ellos.
Jesús llama a la apertura de mente y de corazón para acoger con esperanza (no pasivamente, con indiferencia) a quienes nos parecen como diferentes (que solemos catalogar como “malos”). Necesitamos apertura para acoger con una actitud de pluralismo asimilado la diferencia, que siempre va a estar presente en nuestra humanidad. ··· Ver noticia ···